El futuro de la licencia de Chevron para operar en Venezuela se torna incierto. Representantes del gobierno de Donald Trump han confirmado que no se renovará la autorización, que caduca el próximo 27 de mayo. Esta decisión genera un panorama complicado para la economía venezolana y podría influir en el contexto geopolítico del país.
Según Michael Penfold, profesor del IESA, la incertidumbre persistirá debido a que la política exterior de EE. UU. hacia Venezuela ha cambiado notablemente. Destacó que no es solo una cuestión petrolera, ya que EE. UU. no necesita el crudo venezolano, sino más bien un problema migratorio. Criticó la política de «máxima presión», al señalar que la división dentro del partido republicano complica la estrategia a seguir.
Penfold explicó que el enfoque actual busca desestabilizar la coalición oficial en Venezuela, pero enfatizó que presionar sin considerar otras opciones podría ser ineficaz. Mientras tanto, una facción del gobierno estadounidense se inclina por un acuerdo que permita a EE. UU. comercializar petróleo venezolano con descuentos.
Los efectos de estas decisiones ya se sienten en el país. Las exportaciones de crudo se han reducido un 69% tras la anulación de cargamentos a Chevron, lo que limita gravemente la inversión necesaria para sostener la producción. Pdvsa, ahora más dependiente de China, enfrenta un complicado escenario comercial.
Además, el cambio en el tipo de cambio y las sanciones afectan directamente las importaciones y el crecimiento económico. Aunque se ha registrado una leve recuperación del PIB, la incertidumbre sobre la política estadounidense genera un entorno volátil para Venezuela.
Los posibles escenarios son diversos, desde la renovación de licencias con limitaciones hasta la revocación total, cada opción con sus propias implicaciones para la economía local.
DCN/Agencias