La Sala de Prensa de la Santa Sede emitió un comunicado el martes 22 de abril, informando que, en la primera Congregación General de Cardenales realizada ese mismo día, se decidió suspender las celebraciones de beatificación hasta que sea nombrado el nuevo Papa. Esta decisión sigue a la del 21 de abril, que postergó la canonización del joven italiano Carlo Acutis, prevista para el domingo 27 de abril.
En las últimas semanas de su vida, el papa Francisco había autorizado varias canonizaciones, incluso algunas desde el hospital. Aunque se había convocado una reunión de cardenales para discutir las fechas, esta nunca llegó a realizarse. Las ceremonias de beatificación estaban programadas para el 26 de abril, 3 y 17 de mayo, pero ahora deberán ser reprogramadas para que el nuevo Papa pueda asumirlas.
El calendario de beatificaciones que había publicado el Dicasterio para las Causas de los Santos también incluía a los laicos húngaros Mária Magdolna Bódi y Peter Paul Oros, así como a los sacerdotes Camille Costa de Beauregard, Stanisław Streich y Eduard Profittlich, junto a 15 religiosas de la Congregación de Santa Catalina Virgen y Mártir.
Un segundo encuentro de cardenales se llevará a cabo el miércoles, continuando las reuniones que dictan el ritmo de las decisiones durante este periodo de Sede Vacante.
En cuanto a la canonización de José Gregorio Hernández, se recuerda que el 25 de febrero, el papa Francisco autorizó su canonización mediante un comunicado del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de la Santa Sede. Posteriormente, el 28 de marzo, el Santo Padre permitió al Dicasterio para las Causas de los Santos la promulgación de los decretos para la beatificación de la Madre Carmen Rendiles.
El periodista y seminarista Daniel Diaz Vizzi, en una entrevista desde Roma, comentó que el próximo Papa deberá convocar un consistorio para crear nuevos santos. Este acto solemniza la proclamación, y solo se requiere la firma final para oficializar la santidad. Díaz Vizzi destacó que aunque falta el acto ceremonial, la decisión ya se ha tomado y no puede ser revertida por el nuevo pontífice, quien solo debe fijar la fecha y llevar a cabo el consistorio.
DCN/Agencias