«Venezuela un problema de intereses y no político» Por Johnny Ramón Galué Martínez

La historia nos ha demostrado, que las naciones no tienen amigos ni enemigos, sino intereses.  Es la diferencia entre la libertad y la esclavitud, entre la dignidad y la humillación.  Por eso, soy uno de los convencidos, de que tanto Rusia como China están interesados, más por cuidar sus inversiones e intereses, que por garantizar la estancia en el poder de sus cómplices.

En Venezuela quienes ejercen el poder,  desconocen que en estos últimos años los conceptos de guerra y fuerzas armadas han cambiado, por ello, le es difícil discernir, entre aquello que cambia de lo que es permanente.

La guerra, entendida como un evento masivo que decidía, en el pasado, la suerte de un conflicto, ya no existe, es cosa del pasado. Numerosos comentaristas coinciden en señalar que nos encontramos, de nuevo, en uno de esos nuevos episodios históricos de incertidumbre que necesitan ser entendidos y clarificados. El prestigio en esta época, es un elemento trascendental para que cada Estado pueda lograr sus objetivos.

La política se convierte en un concurso de credibilidad competitiva, por ello, los gobiernos compiten entre sí, para aumentar su credibilidad y debilitar la de sus adversarios.

No es la guerra, es la utilidad de la fuerza, y es esta la nueva modalidad de la guerra que hemos visto en los últimos conflictos de finales del siglo XX y comienzos del XXI, como lo explica el general Rupert Smith en su libro La Utilidad de la Fuerza (The Utility of Force). Por eso las fuerzas de la OTAN  se encuentran en Colombia.

Los daños colaterales puntualizados en estos veintiún años, han sido de tal magnitud, que han comprometido la legitimidad del País,  ante la comunidad internacional.  A nuestro entender, la presencia de la OTAN en Colombia,  ha sido en esta primera fase para disuadir, para que se entienda  que va a ser muy duro y, sobre todo caro, cualquier  enfrentamiento,  con tropas armadas y preparadas, capacitadas y con la moral bien alta para enfrentar cualquier agresión abierta o encubierta.

Ante unas fuerzas armadas que han renunciado a los postulados del Libertador para convertirse en chavistas y socialistas, como así ahora lo proclaman.

Al País, lo han convertido en un Estado fallido, hemos perdido el control  físico de nuestro territorio, (con Guyana), nuestros espacios son depredados sin control (en el caso del arco minero), se erosiona la autoridad legítima y son incapaces de suministrarnos los servicios básicos a los ciudadanos. Esto, finalmente, los ha convertido en  ineptos, para interactuar con otros Estados y como miembro pleno de la comunidad internacional.

Hemos llegado a un estado de cosas en que no se confía en la policía,  ni en las Instituciones del Estado.

 

Johnny Ramón Galué Martínez

@COOTUR

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