Estas son las carreras que menos estudian los colombianos

Según información suministrada por el Observatorio Laboral de Educación del Ministerio de Educación, en Colombia en los últimos cinco años no se ha graduado ningún agrólogo, oceanógrafo físico o estadístico informático. De la misma manera, carreras como agrozootecnia, artes liberales en ciencias sociales, museología y matemáticas aplicadas no sobrepasan los cinco estudiantes con título.

El informe revela que hay cinco núcleos básicos no muy atractivos para los colombianos: la agronomía, la nutrición y dietética, la optometría, la antropología y las artes liberales, la ingeniería biomédica, la física, la geología, las matemáticas y las artes representativas, tienen baja demanda en el país.

Por ejemplo, mientras la carrera de Derecho tuvo 137.905 estudiantes matriculados en 2013 y 139.072 en 2014, siendo la carrera más estudiada por los colombianos, otros programas como las artes escénicas y dramáticas no superaron las 90 personas inscritas en el periodo de 2013. Según el Ministerio de Educación, este fenómeno está relacionado a la amplia oferta de programas académicos en esta área y la alta demanda de profesionales abogados en el país.

Remitiéndonos a otras carreras que lograron mayor número de graduados, en esta tabla de las menos estudiadas, está Nutrición y dietética con 1.628 estudiantes que se graduaron en los últimos cinco años, Antropología con 1.302y Matemática con 913. Carreras como Física (787 graduados), Geología (741), Estadística (507) y Ciencias Sociales (114), tampoco mostraron mucha aceptación por parte los estudiantes del país.

Según el Ministerio de Educación, los programas académicos de nivel universitario menos demandados son: matemáticas aplicadas, música – canto, arqueología, licenciatura en educación básica con énfasis en ciencias sociales, licenciatura en español y comunicación audiovisual.

“Este es un tema de oferta y demanda. Las instituciones de educación superior tienen autonomía para ofrecer los programas que, para ellas, sean acordes con el contexto de las regiones y, los estudiantes, deciden si acceden a ellos o no. En la mayoría de los casos, los jóvenes a la hora de definir qué estudiar toman en cuenta factores como el mercado laboral que encontrarán al graduarse de la universidad, el salario de enganche y si esa carrera está en su lugar de origen, en caso de que no tenga recursos para radicarse en otra ciudad. También juega un papel fundamental la formación vocacional que haya tenido el estudiante durante la media, la tradición familiar e, incluso, creencias políticas y religiosas”, afirmó sobre esto la viceministra de Educación Superior, Natalia Ariza.

Y si las instituciones tienen autonomía para ofertar los programas que ellas consideren pertinentes y los estudiantes autónomos para elegir qué carrera seguir. ¿Cómo motivar a los colombianos para cubrir estos espacios que se están quedando vacíos en el mundo laboral?

“Aquí son protagonistas las instituciones de educación superior pues ellas, de acuerdo a las necesidades regionales, determinan qué programas promueven entre la comunidad estudiantil de cara a fortalecer la productividad local y nacional y atender las demandas del mercado laboral. Como Ministerio de Educación ejercemos un papel conectivo entre los programas que ofrecen las instituciones y la realidad productiva de las regiones. Es decir, estamos encargados de analizar la oferta educativa para generar una sinergia entre los profesionales que forma el sector educativo y las demandas del sector productivo”, sostuvo Ariza.

Cabe señalar, que muchas de estas carreras con baja proyección en su demanda, tienen altos potenciales laborales y económicos. “Se estima que los graduados de los Programas Académicos de Matemática, Estadística, Agronomía, Licenciatura en Educación básica con énfasis en educación artística y cultural y Licenciatura en Lenguas extranjeras, tienen tasas de cotización superiores a la del promedio nacional (79.2%), así como salarios promedio de enganche superiores al promedio nacional ($1.639.781)”, sostiene el informe.

Para realizar esta aproximación, el Observatorio Laboral para la Educación analiza dos indicadores: la tasa de cotizantes, que da señales del posicionamiento de los graduados en el mercado laboral como trabajadores, y el Ingreso Base de Cotización (IBC) de los graduados de educación superior que trabajan como empleados dependientes, el cual permite tener una aproximación sobre el salario del trabajador.

Por último, la otra pregunta es si con esta baja demanda se deben abrir nuevos programas de carreras profesionales que no son dictadas en Colombia, como la Nanomedicina o la Ingeniería Aeroespacial, por mencionar algunas.

“Cada país tiene realidades sociales y económicas, muy diferentes por eso su oferta de educación superior es independiente y sin punto de comparación. No podríamos pretender que en Colombia existan los mismos programas de cualquier otra nación pues los entornos y las necesidades productivas no son los mismos”, concluyó la funcionaria.

 

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