Los homicidios por encargo no cesan en La Cañada de Urdaneta. A Darwin José Rondón Olaves, un pescador, de 26 años, lo sorprendieron ayer a las 12.00 del mediodía en la calle El Taladro, sector La Plaza, parroquia Concepción.
Bajo el inclemente sol y diagonal a la cantina El Júnior yacía el cuerpo de Rondón. Estaba boca arriba y tenía múltiples impactos de bala. Vestía una franela manga larga azul y verde, jeans negro y zapatos marrones manchados por su sangre.
A una cuadra de la iglesia La inmaculada Concepción, dos camionetas e igual cantidad de motos de la Policía regional resguardaban la escena del crimen. Una multitud de curiosos se acercaron pero la Policía no dejaba pasar a nadie, ni siquiera a los familiares de la víctima.
El ultimado salía del sepelio de un familiar. A pocos metros del cementerio parroquial dos antisociales a bordo de una moto y sin mediar palabras, detonaron sus armas en reiteradas ocasiones en contra de Rondón. El hombre perdió la vida en el acto.
Venganza
Extraoficialmente se conoció que el ultimado guarda relación con Kelvin José Rondón (24), quien fue baleado a bordo de una moto junto a su primo Denis Villasmil (20) el pasado miércoles en la tarde, en el sector La Ensenada, cerca del terminal terrestre. Villasmil sigue recluido en un centro de atención de salud.
Efectivos de la Policía científica, adscritos a la Unidad Especial Contra Bandas Organizadas, llegaron al sitio para empezar las investigaciones pertinentes. Pero ninguno se aventuró a ofrecer una hipótesis sobre este nuevo homicidio que enlutece a otra familia en La Cañada de Urdaneta.
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