
El mercado petrolero experimentó una corrección significativa esta semana, con el crudo Brent cayendo por debajo de los 60 dólares por barril, hecho que no ocurría desde mayo. Este descenso se da en un escenario donde aumentan los signos de sobrantes en la oferta y crecen las perspectivas de una posible distensión en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Los futuros del West Texas Intermediate también han continuado su racha negativa, marcando su cierre más bajo desde 2021.
En la cadena de suministro, varios crudos de Oriente Medio llegaron a entrar en contango, una estructura de precios que indica un exceso de oferta, mientras que algunos barriles en la costa del Golfo de EE. UU. mostraron comportamiento similar. Sin embargo, otras referencias aún están en backwardation, lo que sugiere que siguen existiendo escaseces en algunas partes del mercado.
Este retroceso sucede cuando analistas prevén un exceso de producción para 2024 y 2025, impulsado por el aumento de la oferta en la OPEP y de productores independientes en América. La Agencia Internacional de Energía anticipa que el superávit del próximo año será el más alto registrado hasta ahora.
La caída en los precios del crudo podría ofrecer alivio a los bancos centrales, ya que los precios más bajos podrían ayudar a mitigar las presiones inflacionarias. Sin embargo, para países productores y compañías petroleras, este ajuste podría poner en tensión sus presupuestos y márgenes.
La reciente tendencia también refleja la posibilidad de avances diplomáticos en el conflicto de Ucrania. El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, mencionó haber alcanzado un acuerdo con Estados Unidos respecto a garantías de seguridad. A pesar de ello, persisten dudas sobre la viabilidad de cualquier acuerdo, ya que el presidente ruso, Vladímir Putin, mantiene exigencias territoriales firmes.
DCN/Agencias