A medida que se aproximan los últimos meses de 2025, América Latina muestra un panorama de inflación desigual. Las economías grandes y pequeñas enfrentan retos diferenciados, marcadas aún por los efectos de la pandemia y la volatilidad en los precios internacionales de alimentos y energía. La estabilidad de precios sigue siendo un desafío.
Brasil, la mayor economía del continente, reporta una inflación interanual del 4,68%, un poco por encima del objetivo del banco central. Esto refleja las tensiones entre mantener el consumo y controlar los precios, ante altos costos de producción y demanda. En Colombia, la situación es más crítica con una inflación del 5,51%, excediendo el rango meta de 2% a 4%, lo que resalta las complicaciones en la política monetaria.
Por otro lado, Chile y México manejan cifras más contenidas, con inflaciones de 3,4% y 3,57% respectivamente, mientras Perú destaca con apenas 1,35%, la más baja de la región gracias a su disciplina monetaria y un contexto económico más estable.
En Sudamérica y el Caribe, los países más pequeños presentan cifras variadas. Bolivia, con una inflación alta de 22,23%, ha moderado picos previos gracias a ajustes internos. Uruguay y Paraguay tienen cifras moderadas, 4,32% y 4,10%. En Centroamérica, Guatemala, Ecuador y El Salvador exhiben bajas tasas alrededor del 1%, mientras que Costa Rica y Panamá reportan cifras negativas, -0,38% y -0,25%. Venezuela, sin datos oficiales desde octubre de 2024, muestra elevados niveles estimados de inflación.
Este panorama resalta que la inflación en la región es heterogénea, y que las decisiones de los bancos centrales deben considerar estas presiones económicas diversas. La situación inflacionaria afecta directamente la capacidad de compra de los hogares en países con alta inflación, complicando el crecimiento económico.
DCN/Agencias