
La escasez de servicios públicos impacta considerablemente la vida cotidiana en Guayana. Desde hace más de 13 días, las parroquias Cachamay, Universidad y el 60% de Unare están sufriendo cortes en el suministro de agua. Inicialmente, Hidrobolívar anunció que realizaría trabajos de mantenimiento que durarían un fin de semana, pero la situación se ha extendido hasta el 31 de octubre.
Los residentes han indicado que apenas logran llenar la mitad de sus tanques durante toda la semana. Ramón Gómez, habitante del sector El Guamo, comentó que tienen que activar la bomba de agua varias veces al día: 15 minutos por la mañana, media hora al mediodía y otros 15 minutos en la noche.
La falta de agua ha llevado a muchas familias a contratar cisternas de 20.000 litros, cuyos precios oscilan entre 7 y 22 dólares por unidad. Aliana Estrada, coordinadora del Observatorio de Servicios Públicos, señaló que esta crisis tiene repercusiones en la salud pública, aumentando el riesgo de enfermedades gastrointestinales.
En cuanto a la electricidad, también hay irregularidades en zonas como Unare, Pozo Verde y Yocoima, donde los cortes y las fluctuaciones son frecuentes. Estrada mencionó que muchos transformadores y redes de distribución son viejos y no soportan la carga actual.
El sistema de transporte público presenta un deterioro similar; los usuarios enfrentan largas esperas bajo el sol y los servicios tienden a cerrar temprano. Ana Fuentes explicó que, luego de las 4:00 p.m., el transporte es casi nulo, lo que afecta tanto la movilidad laboral como personal.
En cuanto al gas doméstico, la distribución es casi artesanal, con bombonas que cuestan entre 7 y 15 dólares y que tardan días en reponerse. Esto también ha elevado el costo de servicios funerarios, lo que ha llevado a muchas familias a considerar la cremación como una opción más económica.
Estrada destacó que la falta de inversión y planificación ha generado una situación en la que cada día depende de cuál servicio fallará primero.
DCN/Agencias