Investigadores afirman que el chisme podría potenciar la inteligencia social y la empatía.

Un estudio reciente de la Universidad de Stanford ha revelado que hablar sobre otras personas, a menudo relacionado con el “chisme”, puede tener efectos benéficos en las relaciones interpersonales y en la inteligencia social, siempre que se haga de forma ética y sin caer en la difamación.

Los investigadores explican que compartir información sobre terceros puede reforzar los lazos sociales, promover la cooperación y desarrollar la empatía. Esto se debe a que facilita una mejor comprensión de las dinámicas humanas y ayuda a interpretar emociones y comportamientos en el entorno social.

El estudio menciona el término “chisme ético” como una especie de entrenamiento social que mejora la sensibilidad emocional, la percepción del comportamiento ajeno y la toma de decisiones interpersonales más efectivas. Esta práctica permite a los individuos entender mejor su entorno y a ser más reflexivos en sus interacciones.

Además, los expertos destacan que el chisme puede contribuir a regular el comportamiento colectivo; las personas suelen actuar de manera más responsable cuando saben que su reputación puede ser un tema de conversación entre sus pares.

Así, el chisme, en lugar de ser solo una actividad considerada negativa, puede convertirse en una herramienta valiosa que promueva la convivencia y el fortalecimiento de comunidades más conscientes y saludables.

Esta información fue publicada en la Revista Encuentro.

DCN/Agencias

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