
Más de seis millones de hondureños están convocados para votar este domingo en las elecciones generales. En juego está la continuidad del partido Libertad y Refundación (Libre) o el retorno de los partidos Nacional y Liberal, en un país que enfrenta pobreza, corrupción e inseguridad.
Previo a los comicios, el ambiente ha estado tenso, con dudas sobre la transparencia del proceso y riesgo de violencia. Estas son las duodécimas elecciones desde el restablecimiento del orden constitucional en 1980, y se realizan bajo un estado de excepción que ha generado críticas en varios sectores.
La legitimidad del proceso ha sido puesta en tela de juicio por denuncias de fraude y la intervención de la Fiscalía, que investiga a altos funcionarios electorales. En total, participan cinco partidos y cuatro candidatos presidenciales. El que gane asumirá el mando el 27 de enero de 2026.
Los sondeos indican que los candidatos con más apoyo son Rixi Moncada, de Libre, junto al expresidente Manuel Zelaya; Nasry Asfura, del Nacional; y Salvador Nasralla, del Liberal. El Partido Nacional se presenta con un respaldo adicional tras un apoyo del ex presidente estadounidense Donald Trump hacia Asfura, mientras que ha descalificado a Moncada y Nasralla como “comunistas”.
Los hondureños votan en un contexto de descontento debido a que más del 60% de la población sufre de pobreza, además de enfrentar desempleo y corrupción, lo cual ha mermado la confianza en sus líderes.
La rapidez y la fiabilidad en la difusión de los resultados preliminares por parte del Consejo Nacional Electoral (CNE) es fundamental para mitigar el riesgo de violencia tras las elecciones. Aunque se utilizará tecnología como GPS en las maletas electorales, persiste la preocupación sobre la credibilidad de las autoridades, señalando que la confianza en ellas es baja.
El proceso electoral no solo decidirá al sucesor de Xiomara Castro, sino también designados presidenciales, alcaldías municipales, diputados locales y representantes al Parlamento Centroamericano. Libre busca consolidar su proyecto de refundación del Estado, mientras que los partidos Nacional y Liberal se presentan como alternativas en medio del descontento ciudadano. La atención se centra en la afluencia a las urnas y la capacidad del CNE para ofrecer resultados confiables.
DCN/Agencias