
Eran aproximadamente las 3:00 p.m. del 19 de julio cuando un joven ingresó tambaleándose a un salón de billar en General Villamil Playas, Ecuador, donde un grupo de amigos celebraba un reencuentro. Sin embargo, su verdadero propósito era huir de sus rivales.
Estos lo seguían en motocicletas hasta el bar, un establecimiento pequeño y sin licencia. Una vez allí, los atacantes entraron y, al avistar al joven, abrieron fuego con fusiles de alto poder. Aunque él pudo escapar, cerca de 11 personas perdieron la vida en este ataque. La cifra podría ser mayor, ya que en muchas ocasiones los habitantes retiran los cuerpos antes que lleguen las autoridades.
Este suceso se enmarca en un contexto de creciente violencia en Guayas, la provincia más poblada de Ecuador. La localidad de Playas, conocida por ser un destino turístico, está muy próxima a Posorja, una aldea pesquera con conexiones al centro industrial y portuario de Guayaquil.
En 2019, Playas registró solo un homicidio, mientras que Posorja reportó tres. Sin embargo, las cifras han escalado alarmantemente. Para 2023, Playas contabilizó 80 homicidios y Posorja, 75. Esto arroja una tasa combinada de homicidios de 168 por cada 100.000 habitantes, cifra cuatro veces superior al promedio nacional.
La situación sigue siendo crítica. Entre enero y septiembre de 2025, Playas ha registrado 62 homicidios, manteniendo un ritmo que podría igualar o superar el récord de 2023. Posorja, por su parte, ha reportado 36 homicidios en el mismo período.
Estas cifras subrayan el aumento de la violencia en la región, que ha causado preocupación tanto en los habitantes como en las autoridades.
DCN/Agencias