
Cortar cebolla suele ser una pelea entre los amantes de la cocina y sus emociones. Esa verdura que le da sabor a nuestras comidas también provoca lágrimas, un fenómeno que tiene su explicación científica. La clave se encuentra en el azufre que absorbe la cebolla del suelo.
Las cebollas son una de las hortalizas más antiguas que el ser humano ha cultivado. Necesitan un suelo rico en nutrientes y mucha luz solar para crecer. Cuando están en la tierra, absorben elementos como nitrógeno, potasio y fósforo, pero también acumulando azufre del suelo. Este proceso puede tardar de tres a cinco meses, dependiendo del tipo de cebolla.
Al cortarla, se liberan células que emiten un gas conocido como propanotial-S-óxido. Este gas, al entrar en contacto con la humedad de nuestros ojos, se convierte en ácido sulfúrico, provocando que nuestros ojos derramen lágrimas, como mecanismo de defensa ante la irritación.
La Dra. José Manuel Benítez del Castillo, oftalmólogo en Madrid, explica que este fenómeno es similar a lo que sucede con el spray de pimienta, que también libera moléculas que irritan. Además, aclara que factores como el viento o el frío pueden aumentar la producción de lágrimas, ya que los ojos intentan protegerse.
A pesar de que llorar por cebollas no pone en riesgo nuestra salud visual, puede causar irritación. Por ello, hay algunos trucos que nos ayudarán a evitar el llanto:
Enfriar la cebolla: Almacenar la cebolla en el frigorífico o congelador unos minutos antes de cortarla reduce la volatilidad del gas.
Cortar bajo agua: Hacerlo bajo el grifo o sumergiendo la cebolla evita que el gas llegue a los ojos.
Ventilación y cuchillos afilados: Una buena circulación de aire y el uso de cuchillos que dañen menos las células también son efectivos.
Gafas de natación: Usarlas puede crear una barrera que proteja nuestros ojos de esas moléculas irritantes.
Con estos consejos, podrás disfrutar de tus recetas sin las lagrimas que solemos asociar con la cebolla. ¡A cocinar sin miedo!
DCN/Agencias