
La estrategia de la administración de Donald Trump respecto a la misión de narcóticos en el Caribe, que incluye a Venezuela y su líder Nicolás Maduro, permanece ambigua. Aunque no se han planificado ataques efectivos contra la nación sudamericana, hay opciones en evaluación. La presencia militar de Estados Unidos en el área está aumentando, junto con una campaña de interdicción que podría intensificarse.
Un funcionario estadounidense declaró a The War Zone que se están considerando sitios para el posible envío de más activos militares a la región, aunque no se especificaron detalles sobre el equipo involucrado ni un cronograma para la decisión. El Pentágono aún no ha proporcionado información adicional.
Actualmente, Estados Unidos ha incrementado su presencia militar en El Salvador, donde se encuentran al menos tres aeronaves, entre ellas un helicóptero de combate AC-130 Ghostrider. The New York Times también reporta la presencia de un avión de vigilancia P-8A de la Armada. Además, un C-40 Clipper no marcado está en la base desde mediados de octubre. Este último ha operado ocasionalmente en conjunto con aviones de reconocimiento, lo que resulta inusual.
El P-8 Poseidón, un avanzado avión de patrullaje marítimo, tiene la capacidad de recolectar inteligencia para detectar objetivos pequeños en grandes extensiones de agua. En conjunto, el AC-130 y el P-8 podrían estar actuando en una función de "cazador-asesino".
Consultado sobre la participación de los Ghostriders en ataques a embarcaciones de narcotráfico, el Pentágono se abstuvo de proporcionar detalles sobre la selección de objetivos. Los C-40 generalmente actúan como transportes, aunque su rol en las operaciones no ha sido esclarecido.
A pesar del aumento militar en la región, actualmente no se prevé un ataque inminente contra Venezuela.
DCN/Agencias