Después de seis años sin encuentros cara a cara, Donald Trump y Xi Jinping se reunieron el jueves en Busan, Corea del Sur, logrando un acuerdo que permitirá un alto parcial en la disputa comercial que ha impactado los mercados globales. Durante la reunión, se acordó la reducción de aranceles estadounidenses y el compromiso de China de asegurar el suministro de tierras raras, esenciales para diversas industrias.
Trump describió la cita como un «gran éxito», mientras que Xi habló de un «importante consenso». Esta reunión significó un respiro para los inversores, tras años de tensiones y represalias que afectaron las cadenas de suministro globales.
El presidente estadounidense anunció que se reducirán ciertos aranceles a productos chinos, a cambio de que Pekín mantenga el acceso a tierras raras. Se firmó un acuerdo de un año, con posibilidad de prórroga, que obligará a China a suspender restricciones en sus exportaciones.
Además, Xi se comprometió a comprar «enormes cantidades» de soja y otros productos agrícolas de EE.UU., una jugada estratégica para Trump frente a su base electoral agrícola. Sin embargo, esto podría afectar las exportaciones de países latinoamericanos como Brasil y Argentina.
En cuanto a temas energéticos, se mencionó que China iniciará el proceso de compra de energía estadounidense. Las negociaciones sobre un posible acuerdo energético seguirán.
Durante la reunión, también se tocó el tema del fentanilo, con Trump afirmando que Xi se comprometió a frenar su tráfico hacia EE.UU. Por esto, se planea reducir el arancel sobre el producto de 20% a 10%.
Al concluir la cita, no hubo declaraciones conjuntas y los líderes se despidieron de manera distante. Trump reveló previamente su intención de iniciar pruebas nucleares, una advertencia sobre la capacidad militar de China. A pesar de las tensiones, Xi abogó por una relación de amistad y cooperación entre los países.
DCN/Agencias