
Estados Unidos y Trinidad y Tobago han reafirmado su colaboración en temas energéticos y de seguridad regional en una reunión en Washington entre el senador Marco Rubio y la primera ministra de Trinidad, Kamla Persad-Bissessar. Durante el encuentro se discutió la posible reactivación del proyecto gasífero Dragón, situado en aguas venezolanas cercanas a la frontera marítima con Trinidad.
A pesar de que la administración Trump canceló en abril la licencia que permitía a la empresa estatal de Trinidad explotar el campo, Rubio expresó su apoyo a la iniciativa, condicionando su respaldo a que «no genere beneficios significativos para Venezuela».
Uno de los principales desafíos del proyecto es una disputa legal entre Pdvsa y ConocoPhillips. En 2007, Pdvsa expropió activos de la empresa estadounidense, lo que generó una demanda de más de 8.000 millones de dólares. Según Oep en Unión Radio, el Tribunal Supremo de Trinidad determinó que cualquier ingreso de gas proveniente de Venezuela debía ser entregado primero a ConocoPhillips, lo que constituye un obstáculo considerable.
Además, existe una incompatibilidad en cuanto a la transparencia regulatoria. Mientras Trinidad y Colombia son parte de la Iniciativa para la Transparencia en las Industrias Extractivas (EITI), Venezuela no lo es. Esto implica que los países que reciben el gas deben publicar información sobre precios, contratos y condiciones.
Oep también destacó que la declaración de Rubio debería haber especificado que los beneficios no deben ir a Pdvsa, aludiendo a los obstáculos que enfrenta la empresa. A pesar de estas dificultades, Trinidad permanece interesada en el proyecto debido a la caída en su producción de gas y la cercanía del campo Dragón a una plataforma de Shell, lo que facilitaría el transporte del gas.
DCN/Agencias