
La FIFA está por revelar la pelota que se utilizará en el Mundial 2026, a realizarse en Estados Unidos, México y Canadá. Este anuncio tiene a todos expectantes, especialmente porque será la última que jugará Lionel Messi en la gran cita del fútbol.
La evolución de los balones ha sido fascinante, marcada en gran medida por la tecnología. Desde la Fevernova, que debutó en el Mundial de Corea del Sur y Japón en 2002, cada balón ha reflejado la cultura del país anfitrión.
Históricamente, los balones de la Copa Mundial pueden dividirse en tres etapas. La primera, desde el primer torneo en 1930 hasta 1966, se caracterizó por el uso de cuero y vejigas de animales. En esos tiempos, la transición de los balones de tiento a los de válvula y costura invisible mejoró significativamente el rendimiento y la seguridad, ya que los jugadores solían protegerse con boinas ante posibles lesiones.
La calidad del balón fue crucial desde la primera final en Montevideo, donde Argentina y Uruguay se enfrentaron con pelotas diferentes debido a la falta de un modelo reglamentario. El árbitro decidió que el primer tiempo se jugara con el balón argentino y el segundo con el uruguayo, lo que resultó en una victoria para los charrúas.
La segunda etapa comenzó en el Mundial de México 1970, cuando Adidas revolucionó el diseño con la Telstar, un balón de 32 gajos en blanco y negro que se convirtió en un ícono. Este diseño continuó en 1974 y en el Mundial de Argentina 1978, donde la Tango Durlast no solo acompañó el primer título argentino sino que también estableció un patrón que se mantuvo hasta 1998.
Finalmente, la tercera etapa, iniciada con la Fevernova en 2002, marcó un cambio radical tanto en construcción como en diseño, introduciendo capas tejidas para mejorar la precisión. Desde entonces, cada nuevo balón ha implementado innovaciones estéticas y tecnológicas, como se vio con la Teamgeist en 2006 y la polémica Jabulani en 2010, que fue criticada por su vuelo errático.
Se espera que el nuevo balón continúe esta tradición de evolución, repleta de tecnología y culturalmente significativa para el próximo Mundial.
DCN/Agencias