
La venta de criptoactivos como el USDT para dinamizar el mercado cambiario en Venezuela está generando distorsiones en los precios, en un contexto de alta inflación. El economista José Guerra señala que el uso de criptomonedas también impacta en los sistemas de pago.
En su informe titulado «La economía venezolana en los primeros nueve meses de 2025: entre el estancamiento y la inflación», Guerra menciona que el Banco Central de Venezuela (BCV) ha disminuido considerablemente su intervención, alcanzando apenas 12 millones de dólares semanales. A su vez, el Banco de Venezuela vende USDT en subastas que evidencian más del 50% de brecha frente al tipo de cambio oficial.
Guerra resalta que esta situación intenta mejorar la precaria situación fiscal del gobierno, a la vez que causa distorsiones severas en la fijación de precios. El BCV distribuye divisas solo a los sectores de alimentos y medicamentos, lo que de facto establece un control de cambio y genera una demanda insatisfecha en el mercado paralelo.
Desde septiembre de 2024, los precios han acelerado su incremento, en línea con la devaluación del tipo de cambio, y se estima que la inflación anual en septiembre de 2025 podría alcanzar el 370%. La escasez de dólares, que ha caído un 26% este año, provoca una presión alcista en el tipo de cambio, que aumentó 64,64% entre julio y septiembre.
Guerra aclara que, a pesar de la mayor circulación de pagos en bolívares, esto no implica un aumento de la demanda por la moneda nacional, ya que la cantidad de dinero ha disminuido. La actividad económica muestra dos sectores distintos: la producción petrolera está en aumento, facilitada por Chevron, mientras que la economía no petrolera muestra claros signos de debilidad, con un estancamiento o contracción estimada de alrededor del 2%.
DCN/Agencias