El petróleo finalizó la semana con un incremento del 7%, marcando su mejor rendimiento desde junio, esto impulsado por las nuevas sanciones que Estados Unidos aplicó a las principales empresas petroleras rusas, en un contexto de creciente tensión geopolítica y preocupación por el suministro global de crudo.
Las acciones de Washington, que apuntan a Rosneft y Lukoil, buscan presionar al Kremlin para que detenga la guerra en Ucrania. Estas compañías representan más del 5% de la producción mundial de petróleo, lo que motivó un efecto inmediato de alza en los mercados de materias primas.
A pesar de que el jueves se observaron ligeras correcciones en las primeras transacciones, las compras prevalecieron al cierre de la semana, reflejando el renovado interés de los inversionistas por la perspectiva de un endurecimiento prolongado en la oferta.
Por su parte, el presidente ruso, Vladimir Putin, respondió de manera desafiante, asegurando que Rusia “no cederá ante presiones externas” y que mantendrá una política energética “basada en la soberanía nacional”.
Desde ING, Warren Patterson, jefe de materias primas, señaló que el cambio en la política estadounidense modifica el panorama. Antes de estas sanciones, había una perspectiva bajista, pero ahora el riesgo de nuevas medidas sugiere que el piso del mercado podría ser más alto. El banco prevé que si se interrumpen 1,5 millones de barriles diarios de flujos rusos, el precio del Brent podría estabilizarse entre 70 y 75 dólares por barril, un aumento respecto a la proyección anterior de 57 dólares para 2026.
El aumento del crudo podría tener un impacto en los precios al consumo, generando un efecto inflacionario en los países importadores de energía. Los economistas advierten que un encarecimiento sostenido del petróleo dificultaría los planes de los bancos centrales, que buscan mantener la estabilidad de las tasas de interés en un entorno de volatilidad.
Con la guerra en Ucrania sin una solución visible y la política energética global marcada por sanciones, el petróleo nuevamente ocupa una posición central en la economía mundial.
DCN/Agencias