
La Agencia Central de Inteligencia (CIA) de Estados Unidos ha sido objeto de controversia por sus operaciones encubiertas en América Latina, comenzando con la caída del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz en 1954. Aunque la CIA había mantenido en secreto la existencia de documentos sobre estas operaciones, en 1997 se desclasificaron algunos archivos de los programas PBFortune y PSBSuccess.
Durante la presidencia de Donald Trump, la CIA admitió haber autorizado operaciones encubiertas en Venezuela, reavivando los recuerdos de la injerencia estadounidense en la región. Desde su creación en 1947, la CIA ha llevado a cabo actividades que han influido en la historia de múltiples países a lo largo de la Guerra Fría, centrando esfuerzos en contrarrestar la expansión del socialismo.
En América Latina, la CIA ha intervenido en diversos episodios, destacando el apoyo a grupos políticos y gobiernos. En mayo de 1997, revelaron un informe sobre el «programa de desestabilización guatemalteco». Arbenz, quien llegó al poder en 1950 con un programa progresista de reforma agraria, chocó con la United Fruit Company, lo que llevó a Washington a justificar su intervención alegando influencia soviética.
A partir de la presión de la United Fruit, la CIA desarrolló estrategias que incluyeron sobornos a oficiales del ejército y campañas de propaganda. Documentos desclasificados muestran que los planes de derribo de Arbenz incluyeron opciones de asesinato y que la operación implicó un presupuesto de 2,7 millones de dólares.
La CIA también se ha centrado en Cuba. Desde 1959, tras la revolución de Fidel Castro, han intentado desestabilizar su gobierno mediante sabotajes y embargos. El intento más notable fue la fallida invasión de Bahía de Cochinos en 1961, donde se formó un contingente exiliado que fue entrenado por la CIA.
Otro episodio significativo fue la captura y ejecución del Che Guevara en Bolivia en 1967, donde la CIA colaboró con el ejército boliviano para evitar movimientos revolucionarios. Asimismo, la CIA fue crucial en el derrocamiento del presidente chileno Salvador Allende en 1973, apoyando logísticamente el golpe que llevó al poder a Augusto Pinochet.
También hay indicios del involucramiento de la agencia en la creación de programas de seguridad en Uruguay, Brasil y la República Dominicana, así como en el derrocamiento del presidente Juan Bosch. Estos eventos reflejan la profunda y a menudo oscura implicación de la CIA en la política latinoamericana.
DCN/Agencias