Arzobispo Biord: “Venezuela es, y siempre será, un país de santos”
Se llevó a cabo una misa en honor a los santos venezolanos José Gregorio Hernández y la madre Carmen Rendiles, en el Santuario de Nuestra Señora de Coromoto, ubicado en El Paraíso, Caracas. El evento fue presidido por Monseñor Raúl Biord Castillo, Arzobispo Metropolitano de Caracas, quien destacó que a pesar de no estar en el Estadio Monumental, se estaba viviendo “una fiesta monumental” porque “Venezuela es tierra de santos”.
El arzobispo explicó que este santuario fue seleccionado por varias razones, entre ellas su conexión con la patrona de Venezuela, Nuestra Señora de Coromoto, y porque tanto José Gregorio como la madre Carmen vivieron en El Paraíso. También hizo mención al papa Francisco, quien, a pesar de su estado de salud, ofreció a Venezuela dos grandes regalos al canonizar a estos dos santos, un médico y una religiosa.
En su homilía, Monseñor Biord resaltó la alegría del pueblo por la canonización. Durante la misa del domingo anterior, los estandartes de José Gregorio y la madre Carmen fueron exhibidos en la Basílica de San Pedro, lo que generó un gran júbilo entre los asistentes. “La Iglesia, a través de su pastor universal, ha reconocido lo que siempre hemos creído: ellos son santos”, mencionó.
El arzobispo también se refirió al proceso de santificación, enfatizando que nadie nace santo. Hacerse santo requiere esfuerzo y el apoyo del Espíritu Santo, que ayuda en las debilidades y anima a acercarse a Dios. “José Gregorio y la madre Carmen han recorrido este camino con fidelidad y ya son santos para todos”, afirmó.
Asimismo, hizo un llamado a promover la vida, acompañar a otros y construir la paz en respeto y libertad. “Hoy Venezuela celebra la canonización de sus primeros santos. No son solo héroes, son hombres y mujeres auténticos”, subrayó.
Finalmente, Monseñor Biord agradeció a José Gregorio y la madre Carmen por ser ejemplos del amor de Dios y pidió su intercesión para forjar una patria de paz y esperanza, destacando que el futuro de Venezuela y del mundo depende de la disposición de los cristianos para vivir en santidad.
DCN/Agencias
