Este domingo, los argentinos se preparan para las elecciones en un contexto de economía estancada, caracterizada por tensiones financieras, salarios bajos y un clima difícil para las empresas y el empleo, afectadas por el plan de ajuste del Gobierno de Javier Milei en los últimos dos años.
El presidente, que asumió en diciembre de 2023, se enfrenta a su primer examen electoral con algunos logros económicos: la inflación ha disminuido de un máximo del 289,4% en abril de 2024 a 31,8% en septiembre, y se ha conseguido un equilibrio fiscal, aunque las estrategias para ello han sido objeto de críticas que podrían impactar en los resultados.
Milei ha logrado este superávit mediante un ajuste contundente, que incluyó recortes significativos en el gasto público y la reducción del tamaño del Estado. En 2025, vetó leyes que buscaban aumentar los recursos para sectores afectados, como jubilados y salud.
Su enfoque antiinflacionario ha limitado salarios, fomentado importaciones y fortalecido el peso, afectando el consumo y la producción nacional, y encareciendo el crédito debido a las altas tasas de interés.
La actividad económica se ha mantenido estancada desde mayo, y el aumento de las tasas complica la inversión de empresas y familias. Desde que comenzó su mandato hasta julio de 2025, cerraron 18.032 empresas y se perdieron 253.728 empleos registrados.
La tasa de desempleo se sitúa en 7,6%, mientras que la informalidad alcanza el 43,2%. En los últimos dos años, unas 140.000 personas han cambiado a múltiples empleos, y 8 de cada 10 argentinos consideran que su salario no cubre sus necesidades. Según la Fundación Mediterránea, 21,6% de los trabajadores son pobres, lo que equivale a 4,5 millones, y la precariedad laboral sigue siendo un obstáculo para salir de la pobreza.
DCN/Agencias