En una sala del tercer piso de un discreto edificio en Tokio, las últimas geishas de la capital nipona se trasladan con pasos medidos, acompañadas por melodías tradicionales. Estas mujeres, ubicadas en el barrio de Shinbashi cercano al Palacio Imperial, practican diariamente para el Azuma Odori, un espectáculo de danza que cumple su centenario este año.
Del 21 al 27 de mayo, geishas de 19 regiones japonesas compartirán escenario por primera vez con sus colegas de Shinbashi, que actualmente suman apenas unas cuarenta. Este evento resalta la tradición milenaria que representan, aunque se señala que muchos en Japón no conocen a fondo la realidad de las geishas, según el escritor y especialista Hisafumi Iwashita.
A menudo, el imaginario popular asocia a las geishas con la figura de cortesanas. Sin embargo, el término «geisha» significa «persona del arte», refiriéndose a quienes se forman en las artes tradicionales. Su función no se limita solo a bailar y cantar; también están allí para dar la bienvenida y entretener a los clientes en los restaurantes tradicionales conocidos como ryotei, como lo confirma la geisha Koiku desde su experiencia de más de treinta años participando en el Azuma Odori.
Importante en este centenario es la diversidad de estilos que se presentarán en el evento, reflejando las tradiciones de cada región en dos funciones diarias de más de una hora y media. En Kioto, la danza se considera el arte principal, mientras que en Tokio, sobresale la habilidad con el shamisen y el canto, comenta Iwashita.
Las geishas de Shinbashi han sido parte del entretenimiento en banquetes oficiales desde que Tokio se convirtió en la capital, un papel que marcaría la cultura japonesa moderna. El teatro Shinbashi Enbujo, inaugurado hace cien años para el Azuma Odori, ha tenido un recorrido complicado, habiendo sido destruido en la Segunda Guerra Mundial y reconstruido en 1948. Desde entonces, el espectáculo revivió, pero comenzó a caer en popularidad en las décadas de 1950 y 1960, a medida que el público se inclinaba por formas de entretenimiento más simples.
El arte de las geishas enfrenta riesgo de desaparición. Koiku señala con preocupación que su número ha disminuido drásticamente en los últimos años, y la pérdida de clientela adinerada ha afectado su actividad. Las transformaciones en la manera de atender a los clientes, como la organización de recepciones en locales privados, han reducido la necesidad de los ryotei. El futuro de esta tradición es incierto, incluso, como indica Iwashita, la realización del centenario del Azuma Odori es considerado un milagro en el contexto actual.
DCN/Agencias