Dormiste ocho horas anoche, te sientes bien de salud y estás en una semana tranquila en el gimnasio. Aun así, sientes una gran fatiga. La doctora Saundra Dalton-Smith, médica internista, explica que hay varios tipos de cansancio que pueden estar afectándote. “Cuando alguien menciona estar fatigado, mi primera pregunta es: ¿qué tipo de cansancio sientes?”, señala. La fatiga puede ser física, mental, emocional, social o sensorial, y es vital identificar el tipo para aprender a manejarlo.
El doctor W. Christopher Winter, especialista en medicina del sueño, también resalta que la fatiga es un fenómeno complejo. En su libro The Sleep Solution, plantea diversas causas de la fatiga según cada letra del alfabeto. “La somnolencia proviene de un sueño insuficiente o desorganizado”, indica, mientras que la fatiga en sí puede ser más difícil de identificar.
Entender la raíz del problema es clave para buscar solución, enfatiza el doctor James Clarke, profesor de psicología en la Universidad de Curtin. Su investigación se centra en la fatiga emocional, especialmente en entornos laborales.
La doctora Dalton-Smith sugiere reflexionar sobre cómo has estado utilizando tu energía la semana pasada. Podrías haber agotado tu energía emocional al lidiar con un subordinado o compartiendo momentos con tus hijos. “Si gastas energía en una área sin tener un plan de recuperación, es probable que desarrolles un déficit”, advierte.
Clarke añade que puede ser complicado identificar el tipo de fatiga que experimentas sin ayuda profesional, especialmente si esto puede ser un signo de problemas de salud mental como la depresión. También menciona que condiciones físicas, como desórdenes tiroideos o desequilibrios hormonales, pueden ser fuentes de fatiga.
Una vez que hayas identificado la causa, la Dra. Dalton-Smith aconseja que recuperarse no siempre implica hacer menos. “En nuestra cultura, a menudo pensamos que tomarnos unas vacaciones es la solución”, comenta. “Para prevenir el agotamiento, necesitamos integrar descansos en nuestras rutinas diarias”, lo que incluye dormir entre siete y nueve horas y llevar una alimentación balanceada.
La fatiga emocional, por ejemplo, puede surgir cuando los recursos emocionales se agotan, dificultando la conexión con los demás. También sugiere que la autocompasión es esencial; aquellos que son compasivos tienden a manejar mejor su emoción y reducir el agotamiento.
La fatiga social, por otro lado, proviene de las interacciones con otras personas que pueden ser exigentes. La Dra. Dalton-Smith aconseja evaluar cómo estas relaciones afectan tu energía y garantizar que haya un balance en la entrega y recepción en las relaciones.
DCN/Agencias