Monjas audaces huyen de un asilo y encuentran refugio en un convento vacío en Austria

Tres monjas austriacas inician una lucha por su autonomía: ¿rebeldía o derecho?

En una historia digna de una novela, tres monjas octogenarias de Austria han hecho noticia tras escaparse de un geriátrico y regresar a su antiguo convento, desafiando así a las autoridades eclesiásticas. Bernadette, de 88 años, junto con Regina (86) y Rita (82), tomaron la decisión de fugarse después de ser trasladadas a la residencia de mayores en 2023, algo que aseguran no fue consensuado.

La escapatoria se realizó en la noche del 3 de septiembre, y con la ayuda de antiguas alumnas, lograron reingresar a su hogar: la abadía Schloss Goldenstein, ubicada al sur de Salzburgo. Allí, vivieron durante más de seis décadas, donde también trabajaron como maestras en el colegio adjunto.

La situación ha capturado la atención de más de 50,000 seguidores en Instagram bajo el perfil ‘nonnen_goldenstein’. Mientras tanto, la jerarquía eclesiástica ha calificado sus acciones de "desobediencia" y argumenta que las monjas han incumplido sus votos. Pero ellas defienden su posición, alegando que se les prometió que podrían vivir en el convento hasta sus últimos días.

Las tensiones aumentan, ya que un cambio en las regulaciones del Vaticano establece que un monasterio pierde su autonomía si hay menos de cinco religiosas. En el caso de Goldenstein, el preboste Markus Grasl tomó la decisión de trasladarlas, mencionando la edad y salud de las hermanas como razones clave.

El regreso al convento no fue sencillo. Al llegar, encontraron el lugar en un estado deplorable, sin luz ni agua corriente y faltando muchos de sus objetos personales, incluidas dos camionetas y 50,000 euros en efectivo. Aunque presentaron una denuncia a la Fiscalía, esta cerró el caso, indicando que, según el derecho canónico, los bienes no les pertenecen, como resultado de su voto de pobreza.

A pesar de los obstáculos, las monjas han recibido apoyo masivo de voluntarios, que incluyen médicos y enfermeras, y se muestran optimistas sobre su nueva vida en el convento. Ellas continúan publicando sobre su experiencia en redes sociales, expresando su felicidad por "volver a casa". La situación es compleja, y mientras las autoridades quieren que regresen al geriátrico, para ellas esa opción es inaceptable.

En esta historia de lucha, el dilema entre la autonomía y la autoridad institucional se hace más evidente, reflejando cuestiones que van mucho más allá de su vida cotidiana.

DCN/Agencias

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