La voz interior: el consejo fundamental que debemos seguir frente a las influencias externas.

Las autoridades externas suelen emitir voces que pueden sonar categóricas o, en ocasiones, confusas. A pesar de esto, es común que asumamos que «ellos» tienen el conocimiento necesario, tanto en el ámbito político, religioso o de cualquier otra índole. Esto se traduce en la tendencia de seguir sus directrices, sintiendo culpabilidad por no hacerlo o eligiendo la desobediencia, cuando las dudas sobre su claridad persisten.

Es innegable que en la actualidad se recomienda el pensamiento crítico como solución para cuestionar y evaluar estas voces de autoridad. Sin embargo, aunque se mencione la importancia de pensar críticamente, a menudo se pasa por alto cómo comenzar a implementar esta habilidad.

En este sentido, se plantea la importancia de conectar con nuestra interioridad, que va más allá de un simple proceso de pensamiento. La autoridad interna de cada individuo debe tener la capacidad de escuchar y evaluar las voces externas para discernir lo que es realmente valioso. Muchas veces, la voz interna se silencia al considerar a las autoridades externas como definitivas.

A menudo, la resistencia a estas voces se enfoca en la rebelión, lo que puede distraer del verdadero proceso de exploración interna. Para lograr una conexión con nuestra autoridad interna, es esencial validar nuestras elecciones y tener la valentía de explorar este terreno interno, incluso en silencio.

Un primer paso para este proceso es identificar y dialogar con nuestras emociones respecto a la situación en cuestión. Preguntarnos sobre qué emociones están presentes y cuáles son sus mensajes puede ofrecer claridad.

Además, es crucial considerar nuestra intuición, esa percepción que a veces parece surgir sin explicación. Con frecuencia, al reflexionar sobre experiencias pasadas, nos damos cuenta de que ya intuíamos el resultado de ciertas decisiones. Sin embargo, a menudo no atendemos a esas sensaciones.

El discernimiento es otra habilidad vital que nos permite observar tanto el entorno externo como nuestro mundo interno al mismo tiempo, integrando información de ambas esferas. Este proceso implica cuestionar las creencias que nos han sido enseñadas y explorar lo que realmente pensamos y sentimos.

El pensamiento crítico surge aquí como un medio para poder establecer un diálogo con nuestras dudas y emociones, y al mismo tiempo investigar las afirmaciones de las autoridades externas. De esta forma, podemos llegar a determinar lo que consideramos verdadero y, en consecuencia, tomar decisiones basadas en esa verdad personal.

DCN/Agencias

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