La economía brasileña experimentó una nueva contracción en julio, esta vez más pronunciada de lo que se esperaba, lo que indica un enfriamiento importante en la mayor economía de América Latina, impulsado por altos costos de financiamiento.
Según el índice IBC-Br, que sirve como un indicador preliminar del Producto Interno Bruto (PIB), la actividad económica cayó un 0,5% en comparación con junio, ajustado por estacionalidad. Esta cifra fue mayor a la caída del 0,2% que anticipaban analistas de Reuters y representa la tercera disminución mensual consecutiva.
El IBC-Br, que compila estimaciones del banco central sobre sectores como agricultura, industria y servicios, reportó resultados negativos en todos estos ámbitos.
En un análisis interanual, la actividad mostró un incremento del 3,5% en relación con julio de 2024, aunque la tendencia reciente sugiere un debilitamiento del dinamismo económico. La tasa Selic está actualmente en 15%, en su nivel más alto en dos décadas, y se utiliza como medida para controlar la inflación, que ha superado el objetivo oficial del 3% de manera recurrente.
El banco central de Brasil tiene programado anunciar el miércoles su próxima decisión sobre política monetaria, y se espera que las tasas se mantengan sin cambios, en línea con su enfoque restrictivo. Además, el Ministerio de Hacienda ajustó a la baja su proyección de crecimiento del PIB para 2025, pasándola del 2,5% al 2,3%, citando datos poco alentadores del segundo trimestre y la continua presión de las altas tasas de interés.
DCN/Agencias