
A pocos días de iniciar el último trimestre del año, el sector empresarial en el estado Táchira tiene expectativas de crecimiento cautelosas. Aunque se observan señales de recuperación en algunos rubros, las barreras estructurales siguen limitando la competitividad, especialmente en la zona fronteriza con Colombia.
Gipsy Pineda, presidenta de Fedecámaras Táchira, señala que el ambiente es de «optimismo moderado», condicionado a la solución de problemas históricos como las fallas en el servicio eléctrico, la inestabilidad del suministro de combustible, la alta presión fiscal y la escasez de financiamiento.
En la frontera, adicionalmente, se presenta la preocupación por la falta de mecanismos de pago formales en una economía donde circulan hasta cuatro monedas diferentes. Pineda enfatiza la necesidad de establecer casas de cambio para manejar estas monedas de manera formal, argumentando que sin ello, el comercio binacional pierde competitividad.
En cuanto al comercio formal, este sigue cediendo terreno ante la expansión del comercio informal, que en gran parte se abastece de productos de contrabando provenientes de Colombia. Según estimaciones, estos productos pueden representar hasta el 90% del inventario en algunos mercados locales.
A pesar de las dificultades, Pineda menciona que los diálogos con autoridades nacionales y regionales han comenzado a dar resultados. En cada reunión, se han logrado acuerdos que favorecen el desarrollo económico regional.
Los empresarios de Táchira confían en que iniciativas como incentivos fiscales, simplificación aduanera y proyectos conjuntos en agroindustria, logística y servicios puedan ser determinantes en los próximos meses. Coinciden en que el cierre del año dependerá menos del ánimo y más de las decisiones concretas que se tomen para mejorar la competitividad de esta región fronteriza.
DCN/Agencias