La Generación Z al límite: El fenómeno «Crashout» pone de manifiesto la fatiga digital y la presión social que enfrentan los jóvenes

En las plataformas de TikTok, Instagram y X (anteriormente Twitter), los jóvenes de la Generación Z están manifestando sus emociones de una manera singular. Sus expresiones son a través de videos en pijama, selfies con lágrimas y memes que revelan un cansancio generalizado. Este fenómeno se ha convertido en un tema recurrente en las redes sociales.

La hiperconectividad, unida a las presiones económicas y a largas jornadas laborales, ha llevado al agotamiento emocional y físico a convertirse en un desafío compartido. Para la mayoría de estos jóvenes, nacidos entre 1997 y 2012, la vida se vive en un entorno digital incesante. “Me despierto con ansiedad y me duermo con estrés”, dice Valentina, de 23 años, en un video que ha alcanzado más de 100 mil visualizaciones. “Y siento que no estoy haciendo lo suficiente”.

La constante exposición a noticias, comparaciones y expectativas de productividad provoca lo que los expertos llaman “fatiga digital crónica”. Un estudio de la Universidad de Stanford indica que el 68% de los jóvenes entre 18 y 25 años se sienten emocionalmente agotados al menos tres veces por semana.

Bajo este contexto, ha emergido un fenómeno viral conocido como Crashout, donde jóvenes de la Generación Z comparten momentos de colapso emocional. Utilizan redes como TikTok para expresar su ansiedad y desesperación, generando un espacio de catarsis que mezcla el humor con el reconocimiento del sufrimiento. El hashtag #Crashout ha acumulado millones de vistas, reflejando una necesidad de cambio y una nueva apertura sobre la vulnerabilidad.

A pesar de que compartir estas experiencias puede resultar terapéutico, algunos expertos advierten que puede normalizar el sufrimiento sin ofrecer soluciones prácticas. La psicóloga Mariana Rivas destaca que, aunque es positivo expresarse, no puede sustituir la necesidad de atención profesional y políticas de salud mental que apoyen a estos jóvenes.

A esto se añade el contexto económico, donde el desempleo juvenil en América Latina supera el 14%. Quienes logran conseguir trabajo suelen enfrentar salarios bajos y precariedad laboral. Diego, de 26 años, menciona que trabaja en dos empleos y no le alcanza para vivir solo: “No es que no quiera, es que no puedo”.

El agotamiento no es solo emocional; también se manifiesta físicamente con problemas como dolores musculares e insomnio. La Organización Mundial de la Salud ha señalado un incremento en casos de burnout en personas menores de 30 años, una condición previamente vinculada a ejecutivos.

El camino hacia adelante no radica solo en desconectarse, sino en repensar las exigencias que se les imponen a los jóvenes, promoviendo más descanso y apoyo emocional. La Generación Z continúa conversando y buscando respuestas, conscientes de que no están solos en su lucha.

DCN/Agencias

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