La cuestión sobre la edad adecuada para regalar un teléfono celular a los niños se ha convertido en una de las inquietudes más comunes entre los padres en Venezuela. Con la evolución de los smartphones, la decisión incluye no solo el momento de la entrega, sino también las pautas de uso, para que el dispositivo se convierta en una herramienta provechosa y no en un obstáculo para su desarrollo.
Los expertos señalan que no hay una única respuesta válida, ya que esta depende de la madurez y responsabilidad de cada niño. Sin embargo, insisten en la importancia de cómo se presenta el dispositivo y del acompañamiento educativo que debe existir.
Con el inicio de la primaria, la presión entre los niños incrementa, ya que muchos sienten que deben tener un celular al ver que sus compañeros lo poseen. Datos de Common Sense Media indican que el 42% de los niños cuentan con un teléfono a los 10 años, cifra que se eleva al 71% a los 12 años y al 91% a los 14.
En este escenario, especialistas como el psicólogo clínico Dave Anderson, del Child Mind Institute, sugieren que niños de 9 o 10 años pueden usar un celular de manera restringida para comunicarse con sus padres. En contraposición, Max Stossel, fundador de Social Awakening, aconseja esperar hasta los 13 o 14 años, para evitar la exposición temprana a redes sociales y sus riesgos asociados.
Para asistir a los padres en su decisión, los expertos recomiendan varias estrategias:
Dispositivos básicos: Comenzar con teléfonos que no tengan acceso a redes sociales ni aplicaciones, como el Gabb Phone, que permite solo llamadas, mensajes y GPS, evitando chats grupales e internet libre.
Pactos familiares: Participar en iniciativas como «Wait Until 8th», donde las familias se comprometen a esperar hasta el octavo grado para dar celulares, lo que ayuda a mitigar la presión social.
Control parental: Implementar herramientas como Bark o Screen Time para supervisar el uso de aplicaciones, establecer límites en el tiempo de pantalla y restringir contenidos.
Los especialistas enfatizan que ninguna tecnología puede sustituir el acompañamiento parental. Educar a los niños sobre el uso responsable, establecer normas claras y mantener un diálogo abierto son esenciales para fomentar una relación saludable con la tecnología.
Con información de Caraota Digital.
DCN/Agencias