El presidente de Colombia, Gustavo Petro, se refirió al Ejército de Liberación Nacional (ELN) como una «bisagra» que surgió de la insurgencia armada, pero que, según él, se ha aferrado a las armas por «terquedad», a pesar de que otros grupos guerrilleros han dejado ese camino. Agregó que el ELN se ha involucrado en redes internacionales de narcotráfico, transformándose en lo que en Colombia se denomina «traqueta».
Después de la firma de paz con las FARC en 2016, Colombia experimentó una mejora en la seguridad. Sin embargo, bajo el gobierno de Iván Duque, esta situación se deterioró, ya que el Estado no ocupó los espacios dejados por la FARC, lo que permitió la aparición de nuevos grupos armados y bandas criminales.
Al asumir la presidencia, Petro propuso una política de «paz total», buscando negociar con diversos grupos. Durante más de un año, hubo una aparente colaboración con el ELN, aunque esta se ha desvanecido desde finales de 2023. Petro enfatizó la importancia de la paz como un derecho constitucional y lamentó que Colombia no puede seguir viviendo en un ciclo de violencia.
El presidente destacó que la violencia actual está influenciada por el incremento del consumo de cocaína en Europa, donde ya existen numerosos laboratorios de purificación. Esto, según él, ha afectado las oportunidades de Colombia para superar su historia de violencia. También apuntó a la falta de una «política realista» en Europa, sugiriendo la legalización de la coca, similar a lo que ocurre con el vino y el whisky, para abordar el problema de consumo.
Con el tiempo de su mandato avanzando, Petro ha enfrentado obstáculos para implementar sus reformas sociales. En sus propuestas iniciales se mencionaron cambios en educación, salud y pensiones, y ha logrado la aprobación de reformas en estos dos últimos ámbitos tras ajustes en el congreso.
En sus intervenciones internacionales, Petro ha defendido la necesidad de proteger el medioambiente y combatir el cambio climático, argumentando que el modelo neoliberal que ha predominado en Colombia ha llevado a una grave desigualdad y violencia, con el país posicionado como uno de los más desiguales del mundo.
DCN/Agencias