La decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de prorrogar hasta el 1 de agosto la implementación de nuevos aranceles ha generado preocupación en los mercados globales y ha activado alertas en organizaciones multilaterales. Según el Centro de Comercio Internacional (ITC), un organismo de la ONU y la OMC, esta acción está debilitando las inversiones a largo plazo y afectando la planificación empresarial mundial.
Pamela Coke-Hamilton, directora ejecutiva del ITC, expresó en una rueda de prensa en Ginebra que esta medida «extiende el periodo de incertidumbre, socava las inversiones a largo plazo y los contratos comerciales, y crea mayor inestabilidad».
El nuevo plazo impacta a 14 países, desde potencias como Japón y Corea del Sur hasta economías más pequeñas, que ahora corren el riesgo de enfrentar aranceles mucho mayores si no logran acuerdos bilaterales con EE. UU. antes de la fecha límite.
La situación ha generado un entorno adverso para la inversión. Coke-Hamilton mencionó el caso de Lesotho, donde importantes empresas textiles han decidido congelar inversiones a la espera de mayor claridad sobre los costos comerciales futuros. «Si una empresa no sabe qué costos enfrentará, es incapaz de planificar y decidir sobre inversiones», afirmó.
A esta inestabilidad se añade una reducción significativa en la asistencia al desarrollo, lo que ha impactado aún más a los países en desarrollo, creando lo que se denomina un “doble choque”.
Desde que Trump reactivó su ofensiva arancelaria en abril, los mercados financieros han experimentado una fuerte volatilidad. La amenaza de aranceles del 20% a la Unión Europea y del 34% a China ha llevado a los líderes económicos a adoptar medidas defensivas.
La comunidad internacional observa con creciente preocupación cómo estas políticas comerciales de EE. UU. se están convirtiendo en un factor de desestabilización global.
DCN/Agencias