El 11 de julio, el ministro de Asuntos Exteriores de Nigeria, Yusuf Tuggar, denunció que Estados Unidos está presionando a su país y a otras naciones africanas para que acepten deportados venezolanos y presos de otros países desde Norteamérica.
Tuggar, durante una entrevista con Channels Television desde Brasil, comentó: “Estados Unidos está ejerciendo una presión considerable sobre los países africanos para que acepten que los venezolanos sean deportados, algunos directamente desde la cárcel”.
El ministro enfatizó que sería complicado para Nigeria recibir a presos venezolanos, señalando que el país ya enfrenta múltiples dificultades internas. “Sería injusto que Nigeria aceptara a 300 deportados venezolanos”, argumentó Tuggar, añadiendo que el país, con una población de 230 millones, no puede asumir esa carga adicional.
Esta declaración de Tuggar responde a las advertencias de Washington sobre restricciones en visados y aranceles para aquellos países que no cooperen. El Departamento de Estado de EE. UU. ha mencionado un "reajuste de reciprocidad global", el cual limitaría los visados no diplomáticos para ciudadanos de Nigeria, así como de Camerún y Etiopía.
En un contexto más amplio, a inicios de julio, Estados Unidos deportó a ocho personas a Sudán del Sur, tras un largo proceso legal que incluyó su desvío a Yibuti. Además, se ha informado que otros cuatro países africanos —Benín, Esuatini, Libia y Ruanda— han sido considerados por Estados Unidos para albergar deportados.
Esta situación subraya las tensiones diplomáticas entre EE. UU. y varios países africanos en relación con la migración y las políticas de deportación.
DCN/Agencias