En medio de una creciente presión comercial de Estados Unidos, el acuerdo entre la Unión Europea y el Mercosur vuelve a ser un tema importante en la geopolítica. Para Francia, según el ministro de Asuntos Europeos, Benjamin Haddad, este pacto representa una “oportunidad estratégica”, pero solo si se logra bajo condiciones “equitativas y recíprocas”.
El acuerdo, firmado políticamente en diciembre de 2024 tras más de 20 años de negociaciones, aún necesita el visto bueno de los 27 Estados miembros de la UE. Francia, junto a Polonia, Irlanda y Austria, lidera a los escépticos que piden “cláusulas espejo” para equilibrar las condiciones de producción entre ambas regiones, especialmente en el sector agrícola.
La posible reelección de Donald Trump, con su discurso anti-libre comercio, ha reavivado el interés en este pacto con América Latina como forma de disminuir la dependencia europea de EE.UU. Sin embargo, desde París alertan que abrir el mercado europeo sin las garantías adecuadas podría perjudicar sectores sensibles como el agroalimentario. Haddad enfatizó que “queremos normas recíprocas” para evitar desequilibrios.
Además, el ministro advirtió sobre el riesgo de que el acuerdo despierte nacionalismos económicos en Europa si se ve como una amenaza para los productores locales. “Si no gestionamos bien esto, podríamos ver un fenómeno similar al de los votantes en Michigan o Pensilvania”, señaló.
Por su parte, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva ha puesto como objetivo que el acuerdo se implemente antes de finales de 2025. Brasil, como mayor economía del Mercosur, considera este tratado clave para aumentar sus exportaciones agroindustriales. Sin embargo, Haddad no se comprometió a este plazo, insistiendo en que las condiciones deben ser aceptables para todos.
DCN/Agencias