El mercado laboral en Europa está atravesando un momento crucial. Un informe de la Fundación RFBerlin indica que, por primera vez, la tasa de empleo entre inmigrantes extracomunitarios llegó a un 65,3% al finalizar 2024, superando el 64,6% del año anterior y reduciendo la diferencia con los trabajadores locales. La población nativa tiene una tasa de empleo del 71,4%, mientras que los inmigrantes comunitarios alcanzan un 74,9%.
Dado el envejecimiento demográfico de Europa, los trabajadores inmigrantes se han vuelto esenciales en sectores que enfrentan escasez de mano de obra, como la agricultura, la construcción y los servicios turísticos. En cuanto a la ocupación, los hombres extracomunitarios han registrado un 74,3%, acercándose a sus homólogos nativos con un 75,3%. En contraste, las mujeres extranjeras todavía enfrentan un rezago significativo con una tasa de empleo del 56,8%. Se sugiere fomentar su inclusión laboral para mejorar la respuesta ante la demanda de trabajadores.
En España, la tendencia es aún más clara, ya que la tasa de actividad de la población inmigrante alcanzó el 78%, superando a la de los nacionales. Entre 2022 y 2025, el 90% de los nuevos empleos fueron ocupados por extranjeros, contribuyendo a un aumento del empleo nacional.
Sin embargo, persisten barreras estructurales. Más del 50% de los inmigrantes en España trabaja en empleos que no corresponden a su formación, lo que afecta especialmente a las mujeres extranjeras, quienes enfrentan dificultades en el acceso al empleo y en la conciliación con responsabilidades de cuidado.
La migración se presenta como un recurso estratégico económico. La capacidad de Europa para mantener su crecimiento dependerá de su habilidad para integrar a su población extranjera, mejorando el reconocimiento de títulos y las condiciones laborales.
DCN/Agencias