El sábado 21, el gobierno de Estados Unidos bombardeó las instalaciones nucleares de Irán ubicadas en Fordo, Natanz e Isfahán. Israel sostiene que el avance nuclear de Irán representa una amenaza para su existencia como nación.
Como respuesta, Irán lanzó misiles que impactaron varias áreas de Israel, afectando tanto objetivos militares como civiles. Esta acción ocurrió dos días después de que el presidente estadounidense, Donald Trump, anunciara que en un plazo de dos semanas decidiría si respaldaría a Israel en su ofensiva. Trump instó a los países a que disminuyan las tensiones y cumplan con sus obligaciones internacionales.
En una declaración posterior, el presidente calificó los ataques de «éxito espectacular» y afirmó que habían destruido totalmente las instalaciones nucleares. Por su parte, el ministro de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Araghchi, describió los ataques como una «grave violación» de normas internacionales, advirtiendo que Irán se reserva el derecho de defenderse.
El primer ministro israelí, Netanyahu, felicitó a Trump, afirmando que «la paz a través de la fuerza» es el camino a seguir. Las reacciones internacionales fueron diversas; Rusia condenó los ataques como una violación del derecho internacional, y China también criticó la acción estadounidense, pidiendo diálogo y negociación.
Arabia Saudita y Omán expresaron su desaprobación ante la violación de la soberanía iraní, mientras que otros países árabes alertaron sobre las peligrosas tensiones en la región. En Europa, se reiteró la necesidad de impedir que Irán desarrolle armas nucleares.
Desde América Latina, mandatarios de Chile, Bolivia, Venezuela y Cuba rechazaron las acciones de Estados Unidos, considerándolas una violación del derecho internacional, mientras que el presidente Maduro calificó la ofensiva como un acto de agresión injustificable.
DCN/Agencias