La oposición mayoritaria en Venezuela optó por la abstención en las elecciones regionales y legislativas del 25 de mayo, recordando su retirada de la contienda de hace 20 años. Esta vez, su decisión se basa en la falta de confianza en la legitimidad del gobierno de Nicolás Maduro.
Tras los comicios, Maduro comentó que cuando el adversario se retira, su bando avanza y toma el control. Solo un grupo opositor, que desobedeció la directriz de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD), participó en la votación. Maduro mencionó la abstención de 2005, afirmando que les permitió obtener la Asamblea Nacional, la cual consideró muy productiva.
En 2005, el chavismo logró las 167 curules del Parlamento debido a la desconfianza de los partidos opositores en el sistema electoral. En esta ocasión, la PUD rechazó participar alegando fraude en las elecciones presidenciales de julio pasado, en las que el Consejo Nacional Electoral proclamó a Maduro como ganador. La oposición sostiene que González Urrutia debería haber ganado.
Machado y González Urrutia ven la abstención como un «acto de dignidad» y la consideran una cuarta «victoria» para la oposición, junto a la elección de González Urrutia y la reciente salida de antichavistas refugiados en la Embajada de Argentina en Caracas. A pesar del llamado colectivo, un grupo opositor se postulo en las elecciones, obteniendo 11 diputados frente a los 253 del oficialismo.
Expertos sugieren que el antichavismo necesita una reestructuración para recuperar su posicionamiento y aprovechar las expectativas en el país. La discusión se centra en la necesidad de unificar una estrategia que evite la fragmentación y permita un contrapeso en el actual clima político.
DCN/Agencias