Un joven estadounidense de 21 años se vio en la necesidad de someterse a cirugía complicada tras insertar un cable USB en su uretra y no poder retirarlo. Según la revista médica Cureus, se presume que lo hizo con el fin de estimularse sexualmente. Este individuo había experimentado previamente con la inserción de objetos en su cuerpo.
Después de introducir el cable, el joven requirió asistencia médica, ya que el cable se había alojado en su vejiga. Las radiografías mostraron que el cable estaba doblado, con un extremo sobresaliendo de la uretra, y los intentos manuales por retirarlo no dieron resultado.
Ante esta situación, los médicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Drexel en Pensilvania realizaron una intervención quirúrgica bajo anestesia general. Utilizaron un ureteroscopio, un instrumento endoscópico que se introdujo junto al cable para facilitar su extracción sin causar daños adicionales. Así, lograron retirar el cable de la uretra utilizando visión directa, y fue necesario cortarlo con tijeras resistentes durante el proceso. Los médicos encontraron solo traumatismos internos menores tras la operación.
Se le colocó un catéter al paciente por una semana para ayudar en su recuperación, y fue dado de alta con antibióticos y analgésicos. Una ecografía de seguimiento un mes después no presentó complicaciones a largo plazo, aunque el paciente no asistió a revisiones posteriores.
Este incidente pone de manifiesto los peligros asociados con la práctica llamada “sounding”, que implica la inserción de objetos en la uretra. Si bien estos casos son poco comunes, pueden llevar a graves consecuencias como infecciones, daños internos y sepsis. Según el informe de Cureus, las razones detrás de esta práctica son variadas e incluyen curiosidad, problemas de salud mental y búsqueda de gratificación sexual. Sin embargo, el estigma y la vergüenza ligados a este tipo de lesiones pueden tardar en fomentar la búsqueda de atención médica, aumentando así el riesgo de complicaciones.
DCN/Agencias