El Gobierno de Cuba calificó el viernes a la disidente Rosa María Payá como «mercenaria» tras su elección como nueva integrante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Según un comunicado de la Cancillería cubana, su elección se logró «por presiones y chantajes» de Estados Unidos.
El comunicado menciona que «las múltiples presiones y amenazas», incluyendo la percepción de que EE.UU. recortaría presupuestos de programas de cooperación en la región, contribuyeron a que Payá fuese elegida por un estrecho margen. La Cancillería también hizo alusión al Secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio, acusándolo de intentar imponer a Payá para promover políticas que, según su declaración, son rechazadas globalmente.
Cuba reafirmó que no reconoce autoridad moral o legal alguna de la Organización de Estados Americanos (OEA) ni de sus funcionarios. Además, criticó los intentos de Rubio por mejorar la imagen de Payá, al señalar que su historial incluye apoyo a golpes de Estado, promoción de la intervención militar y políticas de guerra económica en la región.
Rosa María Payá reside en EE.UU., es fundadora del movimiento Cuba Decide y es hija del fallecido disidente Oswaldo Payá. Fue nominada por Washington para el puesto, y su elección se realizó durante la 55 Asamblea General de la OEA en Antigua y Barbuda, donde se escogieron a tres de los siete comisionados de la CIDH.
La Administración de Donald Trump había abogado por su nombramiento, destacando su postura crítica hacia los Gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. El subsecretario de Estado de EE.UU., Christopher Landau, instó a los países miembros a votar a favor de Payá, cuestionando además la capacidad de la OEA para abordar las crisis en Venezuela y Haití.
La CIDH es un organismo autónomo de la OEA que promueve y protege los derechos humanos en América, compuesto por siete miembros independientes.
DCN/Agencias