¿Alguna vez has experimentado escalofríos al escuchar una melodía? La ciencia tiene una respuesta.

¿Alguna vez te ha sucedido que al escuchar una canción sientes un escalofrío? Este fenómeno, conocido como «frisson», que en francés significa «escalofrío», se refiere a una reacción sensorial intensa que suele producirse ante algo conmovedor. A menudo se presenta con escalofríos, piel de gallina o una sensación de hormigueo, y aunque puede ser desencadenado por diversos estímulos como el arte o la naturaleza, se asocia principalmente con la música.

El frisson no es solo una respuesta emocional, sino una reacción fisiológica que involucra varias áreas del cerebro. Cuando la música provoca emociones fuertes, ocurre una liberación de dopamina, un neurotransmisor vinculado al placer y al bienestar. Esta liberación es notable justo antes y durante los momentos más eufóricos de la música, causando los escalofríos. Además, la amígdala, que procesa emociones como el miedo y el placer, se activa, intensificando la respuesta emocional.

El sistema nervioso autónomo también juega un papel, ya que al sentir escalofríos se libera adrenalina, lo que puede aumentar la frecuencia cardíaca y causar reacciones físicas como los mencionados escalofríos. La relación entre expectativa y sorpresa también influye: momentos musicales inesperados pueden intensificar la respuesta emocional y provocar frisson.

No todos experimentan este fenómeno, y quienes lo hacen pueden no sentirlo en cada ocasión. Factores como la personalidad y la sensibilidad emocional son relevantes; las personas más abiertas a nuevas experiencias tienden a sentir más escalofríos. Asimismo, aquellos con formación musical o un aprecio profundo por la música suelen percibir matices que fortalecen su respuesta emocional. La familiaridad con una canción también puede aumentar la probabilidad de experimentar escalofríos, así como el estado emocional en el que se escucha la música.

Ciertos géneros musicales y características como crescendos, cambios inesperados de tonalidad y voces emotivas son más propensos a desencadenar esta reacción. Las bandas sonoras de películas están diseñadas para evocar emociones y también son eficaces en provocar escalofríos.

El frisson tiene beneficios psicológicos, como la liberación emocional y una conexión más profunda con la música, e incluso puede elevar el estado de ánimo y fomentar la empatía. Este fenómeno resalta la interconexión entre el arte, la emoción y nuestro cerebro, demostrando que al escuchar música podemos vivir experiencias verdaderamente mágicas.

DCN/Agencias

Entérate al instante de más noticias con tu celular siguiéndonos en Twitter y Telegram
Suscribir vía Telegram

Lea también

Le puede interesar además

Loading...

Tu opinión vale...