Nicolás Maduro sorprendió a los trabajadores en Venezuela al anunciar un ajuste del «ingreso mínimo integral», justo horas antes del 1 de mayo, Día Internacional del Trabajador. Este anuncio se dio durante una transmisión en cadena nacional.
Maduro indicó que el bono de guerra económica aumentará de 90 a 120 dólares, mientras que el bono de alimentación se mantiene en 40 dólares, sumando un total de 160 dólares. No obstante, el salario mínimo permanece congelado en 130 bolívares.
Oscar Meza, director del Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros (Cendas-FVM), comentó que esta medida refleja «la desaparición del salario como concepto fundamental desde el punto de vista laboral».
Entre los pensionados, se reportó un aumento de 5 dólares en su bono de guerra, que subió de 45 a 50 dólares, mientras que la pensión se mantiene en 1,49 dólares.
Desde el sector sindical, se anticipaba un aumento en el ingreso y no en el salario, como había señalado Ecoanalítica, considerando el contexto inflacionario y la caída de ingresos en divisas debido a la revocatoria de licencias petroleras a varias compañías.
Asdrúbal Oliveros, socio-director de Ecoanalítica, destacó que el desafío radica en la manera en que se estructuran las prestaciones sociales basadas en sueldos. Indicó que los aumentos salariales poseen beneficios para los trabajadores, pero también implican un incremento significativo en los pasivos laborales.
Por ello, Oliveros aboga por reformar la Ley del Trabajo, enfatizando que es fundamental para que se pueda hablar de aumentos salariales reales y no solo de bonos.
DCN/Agencias