Descubre el fascinante secreto de un museo en Ciudad de México: ¡una asombrosa guardería de mariposas!
En el corazón del bosque de Chapultepec, la directora del Museo de Historia Natural y Cultura Ambiental, María Eugenia Díaz Batres, se siente emocionada al observar el resultado de su trabajo: dos mariposas nocturnas, conocidas como «cuatro espejos», acaban de nacer y ya se encuentran copulando. Estas mariposas son parte de un proyecto que busca rescatar 2.600 capullos recuperados de un terreno baldío en el país.
Díaz Batres, quien con 80 años de experiencia ha dedicado casi seis décadas a cuidar insectos, expresa su alegría al ver que las mariposas prosperan en este espacio llamado «guardería». La iniciativa tiene como objetivo fomentar la reproducción de estas criaturas en su hábitat natural.
México alberga unas 1.800 especies de mariposas, de las cuales 350 se encuentran en la Ciudad de México, una metrópoli de 10 millones de habitantes. Aunque las “cuatro espejos” no son tan conocidas como las mariposas monarca, su población ha ido en disminución debido a la urbanización. Díaz Batres recuerda cómo los aztecas las identificaron como “mariposa de navajas de obsidiana”, ligada a diversas tradiciones culturales.
Los capullos llegaron al museo a finales de diciembre y estaban en condiciones difíciles, con algunos dañados o infestado de parásitos. La bióloga asumió la tarea de limpiarlos y asegurarse de que pudieran ser colgados en lugares propicios para su desarrollo, como el jardín del museo y entre los pirules, su fuente de alimentación.
Hoy, el despacho de Díaz Batres está repleto de capullos y mariposas en diversas etapas de su ciclo de vida. Cada fase, desde la eclosión de los huevos hasta las mudas de las larvas, es monitoreada de cerca. La científica ha diseñado un insectario que alberga más de 50.000 ejemplares con fines científicos.
El ciclo de vida de estas mariposas es breve; como adultas, solo sobreviven entre una y dos semanas. No obstante, la esperanza de que la hembra de la pareja vista deje sus huevos en un árbol cercano mantiene la expectativa en el museo. Esta sería la señal del éxito en la misión de conservación que han emprendido.
DCN/Agencias