Anastasia Pokreshchuk, una modelo ucraniana de 36 años, ha llevado a cabo un notable proceso de transformación estética desde los 26 años, impulsada por sus aspiraciones de aceptación en las redes sociales. Ha realizado múltiples procedimientos que la han llevado a ser reconocida como «la mujer con los pómulos más grandes del mundo».
Pokreshchuk ha invertido más de 2.100 dólares en rellenos dérmicos, y su práctica no se limita solo a recibir tratamientos de especialistas. Ella misma ha comenzado a autoinyectarse ácido hialurónico, un método que ha generado gran controversia. Según afirmó, está tomando un curso de cosmética en línea para mejorar la seguridad de su técnica de autoinyección. Ha compartido videos en su cuenta de Instagram donde muestra cómo realiza el procedimiento a otras personas, destacando que siempre esteriliza los materiales utilizados.
Su presencia en redes sociales ha crecido, acumulando más de 780.000 seguidores, mientras documenta cada uno de los tratamientos a los que se somete, lo que ha generado tanto admiración como críticas.
Además de su apariencia física, ha sido víctima de acoso digital. En respuesta a los ataques, mencionó que su vida es suya y que no permitirá que otros la dirijan. Pokreshchuk ha afirmado que sus procedimientos estéticos han mejorado su autoestima y le han proporcionado más atención social.
Los procedimientos realizados incluyen autoinyecciones de ácido hialurónico, bótox, remodelación de mandíbula y mentón, liposucción, carillas dentales, levantamiento de glúteos brasileño, implantes mamarios de 1.050 cc, y tatuajes de cejas, entre otros. Su rostro y cuerpo muestran una diferencia notable en comparación con imágenes de hace una década, donde tenía características faciales más suaves.
Sin embargo, la autoinyección de rellenos conlleva riesgos, según estudios que resaltan posibilidades de infecciones y complicaciones. A pesar de sus precauciones, Pokreshchuk reconoce la falta de seguridad en esta práctica.
Aunque ha sido criticada por sus decisiones estéticas, también tiene una formación académica en psicología de la Universidad Nacional Taras Shevchenko de Kiev. Adoptar niños huérfanos tras la guerra en Ucrania es uno de sus deseos. A pesar del conflicto, ha decidido permanecer en su país, expresando su amor por él y enfrentando el hostigamiento en redes sociales con determinación.
DCN/Agencias