El papa Francisco fue despedido en un emotivo rito privado que selló su ataúd de madera, dando cierre así a tres días de velorio en la Basílica de San Pedro. Cerca de 250.000 personas acudieron para rendir homenaje al líder que hizo historia como el primer papa latinoamericano y el primero de la orden jesuita. Su legado quedará en la memoria de quienes lo conocieron y en la comunidad católica a nivel mundial.
La ceremonia de cierre fue dirigida por el cardenal camarlengo Kevin Farrell, quien se encargó de los preparativos para el funeral. En este acto solemne, varios dignatarios de la Iglesia, incluidos arzobispos y secretarios del papa fallecido, se unieron para ofrecer sus respetos. El rito, realizado a puerta cerrada, incluyó canciones, oraciones y momentos de reflexión en silencio, creando un espacio sagrado para la despedida.
Durante la ceremonia, Farrell colocó un velo de seda blanca sobre el rostro del papa y lo asperjó con agua bendita, simbolizando respeto y reverencia hacia su vida y obra. Esta emotiva despedida marca el cierre de un capítulo importante en la historia de la Iglesia, recordando la relevancia de la espiritualidad y la comunidad en momentos de pérdida.
DCN/Agencias