Valencia, 31 de enero de 2025. La sociedad de Australia se encuentra en estado de shock tras el deceso de Elizabeth Struhs, una niña de 8 años que falleció debido a la negativa de sus padres y de miembros de una secta religiosa a proporcionarle los medicamentos esenciales que necesitaba para su salud.
Reportes de medios internacionales indican que Elizabeth murió en enero de 2022 en Toowoomba. La autopsia reveló que la pequeña padecía de diabetes, enfermedad para la cual necesitaba insulina, pero no se le administró el tratamiento correspondiente.
Las investigaciones apuntaron a que los padres de la niña, Jason y Kerrie Struhs, formaban parte de una secta religiosa que sostenía que la “fe en Dios” era suficiente para la sanación y por lo tanto rechazaban la atención médica convencional. Las autoridades levantaron cargos de homicidio involuntario contra los padres, así como contra el líder de la secta, Brendan Stevens, y otros 11 miembros del grupo.
Durante el juicio, la fiscal explicó que Elizabeth sufría de diabetes tipo 1 y relatan que pasó por un periodo de “intenso sufrimiento” antes de fallecer a causa de cetoacidosis diabética, una complicación generada por la falta de insulina. Se mencionó que la niña era poco habladora, requería asistencia para ir al baño y presentaba incontinencia. En sus últimas semanas de vida, Elizabeth sufrió de vómitos, pérdida de conciencia y somnolencia constante.
El juez Martin Brain expresó que las acciones de los padres mostraban una “grave culpa moral y un desprecio por la vida humana”, señalando que los integrantes de la secta contribuyeron a la decisión de no brindar atención médica a la niña.
En su defensa, el padre manifestó que tanto él como la niña habían tomado la decisión de prescindir de la insulina, y calificó el juicio como una “persecución religiosa”. Afirmó que “Elizabeth solo está durmiendo y la volveré a ver”.
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DCN/Agencias