La situación global ha sido catalogada como más grave que la de 1953, un año marcado por tensiones extremas durante la Guerra Fría. Según el Boletín de Científicos Atómicos, el Reloj del Apocalipsis se sitúa ahora a 89 segundos de la medianoche, lo que simboliza la cercanía de la humanidad a potenciales catástrofes.
Este reloj, una metáfora que lleva 78 años emitiendo alertas sobre el riesgo de extinción, indica que mientras más cerca está de la medianoche, menos tiempo queda para evitar un desastre. En el 2022, el reloj marcaba 90 segundos hasta el fin, lo que implica un movimiento hacia adelante en su posición.
Durante una conferencia de prensa en el Instituto de la Paz en Washington, el presidente de la Junta de Ciencia y Seguridad del Boletín, Daniel Holz, señaló que el mundo no ha logrado avances suficientes para evitar una catástrofe global. Destacó que cada segundo que pasa incrementa la probabilidad de una crisis mayor.
El exmandatario colombiano Juan Manuel Santos, presente en el evento, hizo un llamado a los países para colaborar y afrontar la situación, criticando también la decisión del presidente estadounidense Donald Trump de aumentar la producción de combustibles fósiles. Santos expresó que aunque la situación es preocupante, aún existe una oportunidad para que los líderes mundiales trabajen juntos en la búsqueda de soluciones.
Para determinar la posición del reloj, los especialistas analizan factores como la proliferación de armas nucleares, la crisis climática, conflictos bélicos, y amenazas biológicas y tecnológicas, como la falta de regulación en inteligencia artificial. A pesar de las críticas por propagar alarmismo, el grupo de científicos defiende que su objetivo es advertir sobre los peligros que enfrenta la humanidad.
Desde su creación, el Boletín ha buscado alertar a la población y a los líderes sobre los riesgos que se avecinan. El Reloj del Juicio Final no se refiere a un conteo de años o décadas, sino que actúa como una alerta para cambiar las actitudes hacia prácticas más sostenibles, intentando mover las manecillas del reloj en una dirección menos amenazante para la sociedad y el planeta.
DCN/Agencias