Representantes de México y Colombia asistirán a la toma de posesión de Nicolás Maduro el 10 de enero, a pesar de no reconocer los resultados de las elecciones. En cambio, las sillas de Chile y Argentina quedarán desocupadas en el evento. La asistencia a esta ceremonia genera un dilema para varios gobiernos latinoamericanos debido a la controversia sobre la legitimidad del proceso electoral que proclamó a Maduro como ganador.
Las elecciones de julio pasado estuvieron marcadas por denuncias de fraude y falta de transparencia. Aunque el Consejo Nacional Electoral (CNE) validó a Maduro como vencedor, la oposición, liderada por Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, alega tener pruebas que contradicen los resultados oficiales. Esto provocó un aumento en la tensión política y protestas masivas en el país, que fueron fuertemente reprimidas.
A pesar de las objeciones de diversos gobiernos e instituciones internacionales, incluidas las de Estados Unidos, parece que no habrá cambios relevantes después de la toma de posesión. Para algunos, asistir podría interpretarse como un respaldo al chavismo, mientras que otros podrían optar por no participar como una forma de protesta.
Colombia, México y Brasil han confirmado la presencia de delegados en la ceremonia. El embajador colombiano en Caracas, Milton Rengifo, asistirá, aunque no está claro si el presidente Gustavo Petro estará presente. Según analistas, el contexto político y la crisis fronteriza hacen que la situación sea compleja.
El gobierno de Brasil también planea enviar a su embajadora, aunque aún no se ha formalizado la invitación. Mientras tanto, otros líderes de la región como Luis Arce de Bolivia y Daniel Ortega de Nicaragua han expresado su apoyo incondicional a Maduro, aunque Xiomara Castro de Honduras ya ha declarado que no asistirá a la investidura.
DCN/Agencias