El general Rafi Mili, al mando del Mando de Protección Civil del Ejército de Israel, admitió este domingo que el sistema de defensa antiaéreo no siempre opera al máximo de su capacidad. Su declaración se produjo tras la llegada de aproximadamente 260 cohetes procedentes de Líbano, muchos de los cuales fueron reivindicados por la milicia chií Hizbulá.
Mili indicó que la situación es complicada y que algunos cohetes han impactado en edificaciones, resultando en dos heridos leves en Haifa, la principal ciudad del norte de Israel. “Nuestro sistema no es infalible y no puede garantizar un 100% de eficacia. Por lo tanto, pueden ocurrir incidentes”, expresó el general.
Desde el lugar donde los restos de un cohete cayeron, instó a la población a buscar refugio cada vez que suenen las sirenas. Durante esta jornada de ataques continuos, un hombre de 60 años también sufrió lesiones graves en Alta Galilea.
A pesar de la situación, Mili reafirmó el compromiso de las fuerzas israelíes, señalando que continuarán atacando objetivos de Hizbulá, especialmente en Beirut, donde el Ejército ha hecho llamados para la evacuación de civiles.
En más de un año de intercambios de fuego entre Israel y Hizbulá en la frontera con Líbano, han muerto más de 3.500 personas en el país vecino, especialmente desde que Israel ha intensificado su bombardeo. Las fuerzas armadas israelíes estiman que unos 2.500 de esos muertos eran milicianos de Hizbulá. En Israel, 78 personas han perdido la vida a causa de los ataques provenientes de Líbano, de los cuales 47 eran civiles, incluidos seis extranjeros.
DCN/Agencias