Falso que con las decisiones de la Corte Internacional de Justicia no hemos perdido nada.
Tampoco es verdad, que de estos nescientes rojos, exista la intención de salvar el Esequibo.
Las pruebas de la entrega, de traición a la patria, están documentadas.
Recuerden quien gobierna en Venezuela, y quien dirige los hilos de los gobernantes Guyaneses: Cuba. La isla colonizadora, desde hace muchos años se comprometió y logró doblegar a Venezuela, para efectuar una entrega por capítulos.
Simultáneamente se celebraba en la Habana, lo que los Castros calificaron como un triunfo contra el imperialismo: abandonar el contencioso fronterizo y rienda suelta a Guyana para tomar los territorios en reclamación.
El sargento de la Habana, ya se desempeñaba como canciller, y fue advertido mediante documentación diplomática oficial, de la toma silenciosa de la zona, a través de compañías multinacionales, violando la plataforma continental y pisoteando el acuerdo de Ginebra, basamento jurídico del justo reclamo venezolano. Rodilla en tierra ante Cuba, sin darse por enterado de semejante violación.
Maduro el usurpador, repitió en Georgetown el guión enviado desde Cuba: «El viejo Imperio Británico y Acción Democrática, forjaron el acuerdo de Ginebra para invadir Guyana».
Guyana no solo tomó la zona, comenzó una ofensiva diplomática, arrinconando a Venezuela y cuyos resultados están a la vista: dos decisiones de la Corte Internacional de Justicia, que constituyen un varapalo a la reclamación de nuestro país.
Han demostrado al mundo el verdadero objetivo de la tiranía, la cual sigue a pie juntilla, las decisiones de la isla roja, que es la gran triunfadora en perjuicio de nuestro territorio, manejado a su antojo por los colonizadores caribeños.
1.- La felonía del tirano y sus espalderos, convertidos en diplomáticos-taquígrafos del Castrismo, y que tendrán que responder por esta clara traición a la patria.
2.- Incapacidad de ocultar la extendida carencia de conocimientos, para abordar los delicados temas que se discuten, ideologizando los planteamientos, mediante posturas inconexas, que han deformado los argumentos del país, convirtiendo su actuación en un circo vergonzoso.
Salvar al país, es la única manera de salvar el Esequibo que legítimamente nos pertenece.
Ha señalado, el Doctor Héctor Faúndez: «Nos queda una oportunidad…nuestras pruebas serán recibidas y nuestros argumentos debidamente considerados».
Yo agregaría: establezcamos sin distinciones, con los mejores, las universidades, colegios profesionales, trabajadores, militares verdaderamente comprometidos con la territorialidad y soberanía del país, mesas de trabajo para construir una argumentación sólida ante el tribunal legítimamente constituido. A la vez, una fuerza unitaria para el rescate de la democracia. La geopolítica contemporánea nos ofrece nuevas herramientas.