Seis peligrosas bandas y unos 630 pistoleros aterrorizan a comerciantes zulianos

Con una llamada comenzó la pesadilla. Diez mil dólares en efectivo pidieron sin titubeo y sin opción a negociación. Al primer momento, E.M. se negó. “Dudé cuando empezaron a detallarme la rutina de mis hijos y de mi esposa. Tranqué. Pero cinco minutos después, desde otro número llamaron”.

El comerciante zuliano toreó las amenazas hasta que una mañana desde una moto tirotearon la fachada de su ferretería. En dos horas abandonó su casa y migró a otro estado. Por dos años abandonó su domicilio, sus negocios, su rutina. Aunque regresó a la región, no vive en paz. “El Caracas”, como identificaron los pistoleros a su jefe, sigue activo y simultáneamente con él, otra docena organizaciones criminales busca víctimas.

Las investigaciones de los funcionarios del Comando Antiextorsión y Secuestro (Conas) de la GNB adjudican a alias “Caracas”, “Yeico Masacre”, “JL La Burra”, “Yiyi”; “Anthony Propiedad” y “Adriancito” los atentados más violentos suscitados, entre 2020 y 2023, en Maracaibo, Jesús Enrique Lossada, San Francisco, La Cañada de Urdaneta, Lagunillas y Cabimas.

En sus operaciones de búsqueda han capturado a unos 200 cooperadores de los Grupo Estructura de Delincuencia Organizada (GEDO), pero no han localizado a ninguno de sus líderes. Las detenciones se concentran en marcadores de víctimas, cobradores de vacunas, pistoleros, lanzadores de granadas, quienes movilizan las armas y coordinan las logísticas.

La extorsión ocupa el primer lugar en los delitos que se comenten en la región. Al menos 65 por ciento de los crímenes que se ejecutan en Zulia, se vinculan a estas organizaciones criminales. Homicidios, atentados, secuestros expres, balaceras contra estructuras, incendios de locales. “No hay una cifra exacta de víctimas, porque no denuncian”, lamentó uno de los investigadores del Conas, quien recordó que cuando se paga a uno se financia a toda la banda.

De acuerdo a los balances presentados por Fedecámaras, seis de cada 10 comerciantes reciben llamadas extorsivas. Francois Galletti, presidente de la Cámara de comercio de Maracaibo, precisó que los más golpeados por los grupos criminales son los restaurantes, farmacias y supermercados. No tienen cifras exactas de las víctimas, porque no todos buscan ayuda ni denuncian.

El Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), sección Zulia, contabiliza, de acuerdo a quienes se adjudican los atentados, una docena de bandas dedicadas a la extorsión en la región. Jorge Govea Cabrera, coordinador regional de la Ong, explica que estos grupos estructurados se distribuyen territorialmente por Zulia, algunas veces tienen alianzas con otras bandas para cumplir con su propósito: obtener “los dólares que circulan en los mercados”.

Para contextualizar, Govea recordó que los antecedentes de la extorsión en Zulia se remontan a los años 80. Inició en Maracaibo con el pago de rescate por los vehículos robados, luego comenzaron las amenazas a los productores agropecuarios en La Cañada de Urdaneta. Posteriormente las bandas se instalaron en la ciudad y de ahí se expandieron a Santa Rita, Miranda, Lagunillas, Cabimas y Baralt.

En los últimos años, las bandas evolucionaron a delincuencia organizada y en la actualidad se les considera trasnacionales por la radicación de sus líderes en otros países del hemisferio, Colombia, Panamá, Estados Unidos, Chile. “Son grupos estructurados de delincuencia organizada, tienen jefatura, tienen comandos, se distribuyen las funciones. Son toda una organización, pero para actividades ilícitas. Criminológicamente se organizan porque así obtienen mejores resultados”, precisó Govea.

Por sus registros, el OVV contabiliza la presencia de una docena de bandas solo en Maracaibo. “No todas son de la misma importancia, del mismo tamaño o de la misma zona. Se distribuyen territorialmente, a veces conviven”. Las edades de sus miembros oscilan entre 25 y 45 años, jóvenes adultos, “porque la estructura implica una logísticas, ciertas destrezas para manejar las motos, las armas, el dinero que se obtiene”.

Más letales
La modalidad de ataque varía dependiendo de la banda, la zona y la vulnerabilidad de comerciante o víctima. Govea explicó que comienzan con la labor de inteligencia para localizar quien maneja dólares en efectivo; seguidamente proceden enviar un aviso en papel, mensajes a los teléfonos, disparos a las fachadas en la madrugada o noche, lanzamiento de granada, y si la víctima no accede, entra el tema del secuestro. Y ahora como última modalidad tienen “disparar a quien sea”.

La letalidad de los GEDO se inició en mayo de 2021 durante el atentado contra una ferretería en el municipio Santa Rita, donde los pistoleros hirieron a un trabajador cuando huían. Esa modalidad se repitió en Room Bar, en Ciudad Ojeda; nuevamente en el supermercado Fiorella de La Curva de Molina, en Maracaibo; y en agosto del 2022 se reporta el primer muerto en Licor Zone.

El método de amedrentamiento se instauró entre las bandas y su letalidad afecta ahora clientes, empleados, todos los que estén en el establecimiento en el momento del ataque sin importar sexo o nexo con los propietarios.

 

 

 

 

Con información de El Regional del Zulia

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