Análisis Internacional. Por Albert Geovo

Justo cuando se estudia el promedio de los análisis políticos, bien sea de manera específica de un país o del panorama internacional, se capta que las investigaciones, expuestas se manejan de acuerdo a lo políticamente correcto, o la información oficial, tales como, encuestas, datos políticos, sociales o económicos, tendencias, investigaciones de diferentes ámbitos, estudios de opinión de autoridades o instituciones oficiales, bien sea a favor o en contra de un gobierno.

Pocos son los análisis políticos internos o internacionales, con criterios o juicios acertados, eso resulta lamentable y explica porque no se hacen estudios objetivos a tiempo, para detener regímenes autoritarios, o en el mejor de los casos situaciones de crisis políticas, médicas sanitarias, militares o económicas que pudieran haberse evitado con muchísimo tiempo de adelanto y previsión para los distintos correctivos, dentro o fuera de las fronteras, para así lograr desarticular, situaciones que puedan evitar la pérdida de vidas humanas, tiempo, dinero, daños al ecosistema, situaciones perjudiciales, entre muchas cosas.

Por ejemplo, se pudiera prever, la instalación de un autócrata, si se sistematizaran y expusieran índices, datos de investigaciones no oficiales o no públicos en contraste con las que sí lo son, que van orientar a la sociedad de los peligros de esas tendencias e inclinaciones de las encuestas, investigaciones, opiniones y movidas de escaños o políticas públicas, efectos o resultados de la situaciones económicas a las que se está dirigiendo una nación, ya que siempre, los análisis no deben tener ningún interés o compromiso político, que es un derivado del interés económico con el caso en concreto.

Por ello, resulta una pena que los análisis de la política exterior o política interna, siempre van a dar de qué hablar, cuando el mal ya está hecho o en pleno desarrollo o en escalada de un conflicto, debido a que se hacen precisamente por encargo de algún interés particular de algún grupo de presión con el dinero suficiente para impulsar dichos análisis o estudios con juicios previos y de acuerdo a una tendencia; el colmo es que generalmente los análisis estén hechos con dinero público.

Por ejemplo, al hablar de procesos electorales, manipulados o bajo la injerencia u operaciones externas, que generalmente se suelen descubrir a posteriori, son una prueba que los análisis políticos, no están a la altura ni la objetividad, además sin ninguna experiencia, mucho menos olfato, por llamarlo de alguna manera, por parte de los profesionales del área; otro detalle, es aspirar usar inteligencia artificial para generar estos trabajos de mucho instinto y perspicacia, conocimiento, libertad de pensamiento y entendimiento social.

En ese sentido, en el caso electoral,  la experiencia indica que, una nación con dificultades económicas por parte de la población es más proclive a votar por líderes populistas junto a esas propuestas, que vienen a captar los votos descontentos del modelo económico.

Otro ejemplo sería la lucha contra las enfermedades crónicas, que se hacen estudios para paliar sus patologías, pero ningún esfuerzo por prevenirlas, ni en la alimentación, ni en la conducta, ni en la psicología, mucho menos en el ambiente donde se desarrollan, ni en ninguna otra dimensión.

No obstante, en conclusión, cuando se analiza la política internacional o nacional, bajo simples datos oficiales o públicos, incluso, por muy específicos y precisos que puedan ser, es más que prueba suficiente que los resultados de dicho análisis, no van a estar a la altura de los requerimientos y prevenciones necesarios para bien sea, detener, prevenir o impulsar un plan, propósito u intención que lo exija el momento, ya que se necesita de la interpretación de esos datos en paz y plena  libertad, entendida ésta como libertad de pensamiento, dónde no intervenga ningún interés económico particular.

Así que, en perspectivas generales, se está frente análisis públicos, pueriles que nunca vienen a evitar tragedias humanas o económicas o de cualquier índole, por los llamados, grupos de presión que son parte del mismo sistema, es decir, gobernanza y grupos de presión, son ambos caras de la misma moneda, siendo estos, los que imponen puntos de vista, tendencias, modas, matrices de información, sesgos, prejuicios e intereses particulares a través precisamente de los medios. 

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